Por Martín Bonvehi (Futsal para LBD)

El torneo fundacional más antiguo del futsal argentino finalizó su edición número treinta y siete este domingo pasado, consagrando nuevamente como monarca nacional al seleccionado local de Comodoro Rivadavia.

La final jugada en el gimnasio Ingeniero Huergo ante dos mil quinientos espectadores finalizó 2-0 en favor de los locales bicampeones ante el poderoso equipo de Mendoza, con goles de Facundo Contreras y Matías Rima (mejor jugador del torneo).

Ushuaia obtuvo el tercer lugar del podio al derrotar a Mar del Plata por 5-3; el pivot ushuaiense Mauricio Martínez fue el goleador del certamen y la valla menos vencida, la del arquero mendocino Mauro Albertini.

El torneo más tradicional del futsal argentino solo albergó a seis equipos de ciudades, en representación de las doce provincias afiliadas a la Confederación Argentina de Futsal.

Debido a esta situación que se viene repitiendo en las últimas ediciones la CAFS planea volver al formato de provincias a partir de 2015, lo que seguramente redundará en un campeonato mucho más competitivo y representativo.

Los amantes del salonismo fueguino esperan las clásicas eliminatorias entre Ushuaia y Río Grande en búsqueda de conformar un seleccionado provincial.

Para que eso ocurra (sería un salto de calidad para nuestro futsal) las dirigencias de la FEUFUTSAL y la FFF deberán consensuar posibilidades.

El análisis del juego expuesto por los equipos en este torneo deja muchos interrogantes.

Solo se han visto propuestas muy básicas de ataque con gran preponderancia del ataque de cinco, dándole al arquero un rol que primordialmente no es su fuerte ni su esencia, pero si válido como recurso ante determinadas situaciones del juego.

Las defensas en su gran mayoría poco coordinadas colectivamente, de baja altura, sin pautas en las distancias y basadas en un único sistema: el individual.
¿Hasta qué punto los entrenadores de los seleccionados están capacitados y actualizados en sus conocimientos?

No hay en nuestros torneos innovaciones o apuestas por el trabajo colectivo, solamente la búsqueda del resultado deportivo con pocos medios técnicos o tácticos, todo ello basado en la calidad individual de los jugadores y sus ganas de competir.

La capacidad física también está descuidada en los deportistas, y eso es responsabilidad de los preparadores.

En el plano de la lectura de juego y la toma de decisiones nos espera un gran trabajo a los entrenadores de base. A los jugadores de primera división les faltan herramientas que son entrenables en este aspecto relevante de nuestro deporte el futsal.

Los formatos de los torneos cambiarían también esa realidad si fueran pensados para favorecer el espectáculo y no los intereses de un sector minoritario, ya sea el conjunto local o una federación con peso político a nivel nacional.

Como dijo un sabio de otro deporte: «Se juega como se vive»… agregaría: se organiza como se puede, como conviene, con los medios de que disponemos y de acuerdo a la coyuntura nacional.

¿Realmente le conviene esta manera actual de organizar los torneos por las federaciones al futsal Argentino?

Es hora de reflexionar y pensar las mejores alternativas para los mejores formatos de torneos y de capacitar a todos los actores involucrados: jugadores, árbitros, entrenadores, dirigentes y medios de comunicación.

Sin lugar a dudas fue una fiesta salonista en la Patagonia, pero gracias a nuestro principal recurso: los jugadores.

El futsal nacional está en formación en sus estructuras. Como he dicho en el primer párrafo, estamos hablando del torneo nacional fundacional.