Por Daniel Campos (Corresponsal LBD en Palma de Mallorca, España)
La reciente desaparición física de Niki Lauda disparó rápidamente una gran idea por parte de nuestro hombre en España. Daniel Campos se encuentra escribiéndo un libro sobre la Fórmula 1 Internacional. Durante alrededor de una semana y a modo de homenaje espiaremos los capítulos que involucran al austríaco triple campeón del mundo. Tercera entrega.
Un extraño suceso tuvo lugar esa tarde en pleno verano europeo, cuando la Fórmula Uno desembarcó en el circuito alemán de Nurburgring. El austríaco Niki Lauda, había acordado encontrase a las cinco y media con dos periodistas del Kurier, un diario de Viena. Juntos recorrerían los pocos más de 22 kilómetros de extensión del mítico trazado. Tras pasar por el box de Ferrari, Lauda y sus acompañantes se disponían a encarar el túnel para acceder a la pista, cuando un joven apareció entre el numeroso público que merodeaba por los alrededores y golpeó la ventanilla del auto.
El austríaco cortésmente bajó el cristal, al momento que el chico le pidió que estampara su firma en una foto. El campeón así lo hizo casi de forma automática, sabía que dicho ritual formaba parte del negocio. El joven luego de agradecer el gesto de su ídolo, de inmediato le entregó otra foto y agregó “tenga, se la regalo”. Era una foto de la tumba de Jochen Rindt.” El austríaco sin inmutarse y en silencio la guardó en la guantera del auto. Helmut Zwickl, uno de los periodistas que le acompañaba en ese momento, tomó nota del hecho. ¿Qué llevó a ese desconocido a realizar tan macabro obsequio?
Tal vez era premonitorio, la muerte rondaba por los bosques al pie del castillo de Nurburg e iba al encuentro del veloz piloto austríaco, en el kilómetro 10,7 del trazado alemán, un domingo frío y lluvioso del mes de agosto.
