Por Daniel Campos (Corresponsal LBD en Palma de Mallorca, España)
La reciente desaparición física de Niki Lauda disparó rápidamente una gran idea por parte de nuestro hombre en España. Daniel Campos se encuentra escribiéndo un libro sobre la Fórmula 1 Internacional. Durante alrededor de una semana y a modo de homenaje espiaremos los capítulos que involucran al austríaco triple campeón del mundo. Quinta entrega.
El piloto inglés Stirling Moss caminaba por una concurrida recta principal del autódromo de Monza. Estaba allí entre autos, mecánicos, periodistas y curiosos para comprobar con sus propios ojos lo que parecía imposible.
Niki Lauda a bordo de su Ferrari 312 T2, rodaba lentamente buscando su posición en la grilla de salida. Apenas 43 días atrás el austríaco había sufrido un terrible accidente durante el Gran Premio de Alemania, en Nurburgring, reflejándose aún en su rostro las secuelas del mismo.
A pesar que las condiciones físicas no eran las mejores, Lauda había vuelto. Tenía que defender su liderato en el Mundial contra el ataque de James Hunt, ya que el de McLaren había acortado distancias con el austríaco.
La escudería italiana esa tarde en Monza alineó tres autos, parecía que Enzo Ferrari dudaba de la pronta recuperación del campeón. Por eso, además de Lauda y el suizo Clay Regazzoni, el tercer Ferrari se confiaba a Carlos Alberto Reutemann.
Para esa ocasión el argentino luciría el nº 35 en los laterales de la toma aerodinámica. En esa calurosa tarde la carrera fue ganada por el sueco Ronnie Peterson al mando de un March-Ford, en tanto Lauda alcanzaba la cuarta posición.
En cambio, el otro aspirante al título de conductores, James Hunt no pasó de la undécima vuelta del Gran Premio de Italia. En su intento por adelantar al Shadow de Tom Pryce se pasó en la frenada de una chicane y quedó atrapado en la arena. El austríaco había regresado, demostrando a propios y extraños que pelearía hasta final de temporada por mantener pintado el número uno en su auto.
