Por Gabriel Torres (Handball Internacional para LBD)
Nacimiento de una era en el handball moderno. Final escandinava con todas las luces, Dinamarca le ganó 26 a 24 a Suecia y repite el titulo ganado en el 2019 para sentar las bases de un campeón con todas la luces.
La cronología de los hechos dice que Dinamarca le ganó muy bien a una España que pecó de defensa para superar a los daneses en su campo.
Hansen fue su figura con doce tantos y Niklas Landin desde su arco fue el que le dio esa seguridad que todo equipo que sienta derecho de campeón debe tener. Se impuso a España por 35 a 33.
Los suecos venían de dejar en el camino a otro gran candidato que era Francia. Los galos no tuvieron una buena tarde y cayeron ante la velocidad de contragolpes del equipo escandinavo 32 a 26.
La gran final
Seguramente para los entendidos en este deporte, habrán disfrutado el juego, que mostraba el mejor handball técnico y veloz del momento.
No se sacaban distancias en el marcador que llevaron siempre como máximo de uno y dos tantos solamente de diferencia.
Era tan duro cada ataque que a los diez minutos ya estaban cinco a cinco. El primer tiempo terminó por 13 a 13.
El juego era tan veloz que los equipo no quería arriesgar sacar el arquero para jugar con uno de más, pero las transiciones defensa-ataque eran muy dinámicas.
A esta altura, el partido era por los detalles y los arqueros empezaron a tener un factor preponderante en cada defensa.
A las sacadas impresionantes de Landin, que lo hacen el mejor arquero del torneo, Palicka por parte de los suecos, respondía de igual manera.
El partido se rompe faltando 10 minutos, cuando los daneses se van por tres con la aparición de Holm que le dio frescura al ataque de Dinamarca.
Suecia tuvo que arriesgar y empezó a sacar el arquero para sumar un jugador mas y atacar con siete. Los minutos pasaban y se seguía con la misma diferencia.
Empezaron a errar los suecos y ya todo era una locura en el banco danés que gritaban y se sentían campeones. 26 a 24 el marcador final y la locura. Dinamarca campeón del mundo por segunda vez consecutiva.
España y un tercer tiempo merecido.
Los ibéricos ganaron la medalla de bronce al superar a Francia por 35 a 29. El único partido que había perdido el conjunto español fue ante Suecia en la semifinal.
