Por Javier Nicolás Baroli (Corresponsal LBD en Río Gallegos)
Argentina cerró las eliminatorias Sudamericanas con un empate en Ecuador 1 a 1. Mantuvo el invicto y ahora espera el sorteo de este 1 de abril para pensar en lo que viene. Balance de unas eliminatorias soñadas.
De menor a mayor, pero siempre con una idea clara. Quitarle esa responsabilidad desmedida a Messi y rodearlo de jugadores «con buen pie». Con esa idea, aparecieron grandes jugadores como Paredes, volante central indiscutido, De Paul, un todo terreno que no desentonó ningún partido, la figura del «Dibu» Martínez, una pieza clave y la consolidación de jugadores como Di Maria, Otamendi, Romero, Acuña entre otros.
Un Scaloni, resistido y cuestionado en sus orígenes, supo encontrar en su Cuerpo Técnico una generación de jugadores que sienten y entienden la importancia de procesos. Perfil bajo, sacándose el casete de un entrenador adulador de Messi y compañía, supo entender las necesidades de la Selección y ostenta el mismo récord de partidos invictos que Alfio Basile.
Deudas pendientes: roce Europeo. Superados exámenes complicados, como Brasil en la final de la Copa América, Uruguay, Chile, Colombia o Ecuador, resta plasmar este presente ante equipos del viejo continente. Italia será la primer medida, el 1° de Junio en la final entre los campeones de cada continente. Se trabaja para conseguir alguno más. Sería vital para tener medida y referencia a nivel mundial.
El sueño está en marcha y la ilusión parece crecer con el correr de cada segundo que pasa. La alegría de una Selección que volvió a sonreír, nos hace creer que podemos volver a estar en el lugar que Diego Armando Maradona en el 86, o Kempes en el 78, nos supieron llevar.