

Como escribir de tu idolo de la niñez sin ser imparcial, imposible. El pasado domingo por la tarde noche se fue de este plano a los 80 años Hugo Orlando Gatti o simplemente «El Loco». Su magnetismo, personalidad y forma de desempeñar el puesto lo metieron de cabeza en la historia grande del fútbol argentino.

Estos son los momentos que me preguntó si los fríos datos son importantes? Si contar que nació en Carlos Tejedor, que pasó por Atlanta, Unión, Gimnasia, River, Boca y la Selección son suficientes y la verdad creo que no.
Si lo conocí personalmente? Lo ví una vez en la vieja «Candela» de Camino Negro a mediados de los 80. Alambrado de por medio en el entrenamiento de la primera de Boca mientras esperaba mi turno para debutar en la 6° de Vélez.
Si le hablé? No me hubiera animado. O quizás si pero con verlo entrar a la cancha de bermudas de jeans recién masajeado con aceite verde y ponerse a pelotear al «Torito» Genaro (su suplente) fue suficiente.
Después un par de chistes con los compañeros y el DT, un rato de contacto con la pelota, un par de vueltas a la cancha y listo, no sea cosa que no pudiera jugar el domingo.
La vincha, las bermudas, sus camisetas fueron marca registrada pero me quedo con su forma de jugar, adelantado, achicando ángulos, evitando que llegue el peligro, anticipando lejos de su arco.
Fue un adelantado. Ya usaba el recurso de jugar con los pies para salir rápido del fondo habilitando compañeros cuando el reglamento le permitía tomar la pelota con las manos ilimitadamente.

Buen juego aéreo, gran saque con el pie y excelente ubicación fueron otras de sus virtudes en el puesto.
Como me enojaba cuando me decían: «Se come goles bobos». Siempre arriesgó y alguna que otra vez la cosa salió mal.
Mas allá de su salida del arco «Xeneize» allá por 1988 fue el dueño del puesto en el club durante 13 años siendo además el jugador record en el fútbol de nuestro país por partida soble.
765 partidos en primera división y mayor cantidad de penales atajados, 26, logro compartido con el «Pato» Fillol.
Entre sus títulos se llevó dos Libertadores, una Intercontinental y tres campeonatos locales.

Siempre me produjo una inmensa alegría verlo jugar. En sus últimas temporadas fue recibido en cada cancha visitante con cerrados aplausos de los hinchas en claro reconocimiento a su enorme trayectoria.
Se fue el «Loco Gatti», el que decía que no atajaba con el documento cuando le preguntaban hasta cuándo? A pesar de la tristeza que me produce su partida no puedo dejar de sonreír cada vez que pienso en él.
Gracias por todo querido Hugo Orlando, le diste un toque único a un puesto tan lindo e ingrato a la vez.
Descansa en paz mi viejo idolo, acá nos quedamos un rato más, rodilla en tierra, brazos y ojos bien abiertos esperando tapar con «La de Dios» la última del partido.
