Por Martín Velasco (Corresponsal LBD en Córdoba). El hecho ocurrió en el clásico entre Salernitana y Nocerina. Los “ultra” de este último no pudieron ingresar al estadio, por lo que llegaron a la concentración y, con signos de violencia, obligaron a su propio plantel para que no se presente. Finalmente entraron a disputar el partido pero sucedió algo curioso y antideportivo.
La violencia en el fútbol no sucede solamente en las canchas argentinas. En este caso, la sede fue el ascenso italiano, que vivió una situación pocas veces observada en el deporte.
La barrabrava del Nocerina irrumpió en la concentración del equipo y amenazó a jugadores y dirigentes por no tener autorización para presencia el derby con Salernitana. Los jugadores amagaron con no jugar, pero la organización los obligó a hacerlo. Igualmente, encontraron la forma para irse rápido: al minuto, el DT hizo los tres cambios y al poco tiempo fueron acusando problemas físicos varios de los 11, hasta llegar al número mínimo y obligar al árbitro a la suspensión del cotejo.
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