Por Daniel Campos (Corresponsal LBD en Palma de Mallorca, España)
En Melbourne se levanta el telón de una nueva temporada de la F1 y lo hace con novedades en el ámbito de los propulsores y la aerodinámica. En el apartado de los motores, los nuevos monoplazas contarán con un motor turbo de 6 V, el concepto de híbrido, llega a las pistas.
Además de los 650 caballos del turbocompresor se agregan los 163 CV extras del ERS (Sistema de Recuperación de Energía) que los pilotos podrán emplear por 30 segundos por vuelta.
Funciona como el antiguo KERS, que recuperaba la energía de las frenadas y la transformaba en energía eléctrica. Pero no se asusten, los bólidos seguirán usando combustible, eso sí, tan sólo 100 kilos para cada carrera. Volviendo al punto anterior, el reto a batir es el tema de la fiabilidad de las baterías y el sistema electrónico de control.
En el aspecto aerodinámico, la FIA prohíbe los escapes soplados, la principal baza del equipo Red Bull. Si la temporada pasada, los antiestéticos “pico de pato” eran la tónica, este año todos los diseñadores han apostado por la trompa tipo “abrelatas”.
El cambio en las normas afecta a la aerodinámica, para que no influya directamente en el espectáculo, en pocas palabras, neutralizar al campeón de los últimos cuatros años, el auto de Adrian Newey. Los autos seguirán calzados con los neumáticos de la casa Pirelli.
Tras algunos contratiempos a principios de año, la factoría italiana ha decidido recurrir a los compuestos de la temporada del año anterior. En poco menos de una semana todas las dudas y expectativas de un nuevo torneo darán paso a la realidad en el asfalto del trazado australiano. Veremos allí si los ingenieros y técnicos han hecho bien los deberes.
