Por Javier Nicolás Baroli (Corresponsal LBD en Río Gallegos)
El fútbol nos suele regalar momentos que uno atesorará por el resto de sus días. Hoy fuimos protagonistas inconscientes de un cuento de potrero, hecho realidad.
Tenía todo para perder, salvo un corazón que latía más fuerte, seguro y confiado que nunca. Se libró a su suerte. A doblegar esfuerzos, sabiendo que esos once que estaban dentro de la cancha, eran los únicos.
Golpeó primero. Y entendió que debía redoblar la apuesta. El corazón seguía intacto en su galope incansable. El cuerpo quería pasar factura, pero la cabeza estaba más fuerte que nunca. Y el corazón latía cada vez con más intensidad.
Las crónicas hablarán de táctica, reglamentos, técnica, planteos y estrategias. Yo prefiero hablar de los sueños que nos movilizan a diario. En ser participes y artífices de nuestros propios cuentos. Hoy Enzo y Marcelo nos invitaron a ser parte. Mañana puede ser Juan, Pedro o Maria. Depende de cada uno y estar atentos a esas señales del destino. Como lo vimos y fuimos hoy.