Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
Finalmente no hubo ayuda de terceros ni milagros, el triunfo de Paraguay por 5-1 sobre Bolivia dejó sin chances matemáticas al conjunto argentino, que cerró su participación en este Sudamericano con una inservible victoria por 3-2 frente al seleccionado colombiano que ya se encontraba clasificada a hexagonal final.
Con la eliminación consumada y los responsables claramente señalados, el interrogante que surge es ¿Qué sigue de ahora en más en las selecciones juveniles argentinas? El proyecto que comenzó en 2007 de la mano de Humberto Grondona tocó fondo esta semana, y cada integrante del mismo va viendo el final de este ciclo antes de lo que esperaban.
En 1986 un grupo de futbolistas le dieron la última gran alegría al pueblo argentino; después de ocho años, se conseguía la segunda Copa del Mundo de manos de Carlos Bilardo, Diego Maradona y el resto de sus compañeros. Cuatro años más tarde, los mismos protagonistas quedarían en la puerta de repetir la hazaña cayendo en la final de la máxima cita futbolística en la definición por penales.
Más de 20 años después, las caras de aquellos jóvenes comenzaron a desfilar por los pasillos de Ezeiza. Pero ya no vestían los pantalones cortos y los botines que los elevaron al Olimpo del deporte mundial, sino que lo hacían disfrazados de intentos de técnicos y coordinadores, y así comenzaban a cobrarse esa gran mano que le dieron al fútbol argentino.
Sin más armas que los pergaminos logrados adentro de la cancha, Sergio Batista, José Luis Brown, Julio Olarticoechea, Oscar Garré y hasta el mismo Maradona ocuparon roles dentro de la AFA, algunos en las juveniles y otros llegaron a la selección mayor, todos con un final en común, el fracaso.
Ahora bien, no todos los problemas tuvieron que ver con lo sucedido de la línea de cal para afuera, los jugadores no estuvieron nunca a la altura de la circunstancia. En otras selecciones era común ver jóvenes ignotos que luego de hacerse conocidos en los torneos juveniles explotaban en sus respectivos clubes.
Pero desde hace no más de cinco años que se da el caso contrario, los jugadores llegan a vestir la camiseta celeste y blanca con muchos partidos, títulos, experiencia y con un nombre ya conocido en el mundo del fútbol. Eso claramente les quita el hambre y la sed de gloria que las generaciones campeonas del mundo en juveniles demostraban hasta el año 2007.
¿Qué pasará de ahora en más? Por lo pronto, Julio Grondona ya dejó en claro su descontento en cuanto al cargo que Trobbiani ocupa, él mismo declaró que fue su hijo el responsable de ubicar en su puesto al técnico nacido en Casilda, y es poco probable que siga al mando del plantel sub-20 luego de este fracaso.
A este ciclo todavía le resta disputar el Sudamericano Sub 17, en marzo y también en nuestro país, este clasificará al Mundial de Emiratos Árabes. Allí, el DT será Miguel Angel Lemme, supervisado por Humberto Grondona.
Al concluir esta cita, un gran replanteo será necesario si se sueña con retornar a los años de gloria que los pibes supieron darle al país de la mano de José Pekerman y Hugo Tocalli.
