Elogio a la selección

Por Isidoro “Chory” Aramburu (Corresponsal LBD en La Plata)

La Selección Argentina brilla, no por ser lujosa, sino por borrar a sus rivales de la cancha y ser un equipo sobrio; que pega cuando tiene que pegar, que amaina cuando debe y principalmente que gana. A cualquier costo. Terminando con la falacia del tan alabado «tiki tiki» que al final es intrascendente en la historia. La foto es gentileza de los andes.com.ar

Si bien en defensa falta mucho trabajo, el ataque argentino es sin duda el mejor del mundo ya que por momentos el juego es de tenencia de pelota y de una estratagema colectiva brillante hasta que Messi logra quebrar las defensas. Y también tiene la facultad de corromper cualquier defensa en velocidad y mediante acciones individuales, con más espacios; esto casi siempre luego del primer gol, cuando el rival sale a buscar el empate. En definitiva, la amalgama de ambas posturas de juego, defensiva y ofensiva, dan como producto un equipo equilibrado, demostrando que la mejor defensa es tener a Messi.

En el partido del viernes pasado contra Venezuela la Selección no tuvo puntos bajos. En cuanto a los puntos altos se destacan; Gago, una apuesta de Sabella cuando el volante estaba en el piso de su carrera, que sin hacer ruido demostró ser el tan buscado socio ideal para Messi. Un jugador de calidad, marca y despliegue impresionante, que por momentos despega de la línea central para meter pases punzantes y asociarse con Messi.

Higuain; que es un goleador temible, además de ser un gran pivote. Que destaca por su movilidad para marcar el pase; que se facilita cuando tiene un asistente como la pulga.

Un Zabaleta; tan golpeado por la crítica, que demostró que ya no es un marcador regular, un rebotador de pelotas, un descanso para el balón. Con el esquema que plantea Sabella, sin volante derecho, el equipo necesita de sus constantes subidas y el lateral del Manchester City cubre el espacio con oficio y es punzante cuando los pases de Gago lo guían hasta el fondo para tirar un centro.

Un Mascherano que, paradójicamente, ganó muchísimo en calidad y oficio jugando como central en el Barcelona, ya que es más criterioso con la pelota y toma mejores y más veloces decisiones de pase. Además de la marca y le excelencia en los quites limpios y rasantes que lo identifican.

Garay y Fernández; que son un gran merito de Sabella, terminando con la insistencia de los últimos entrenadores de la selección por los mismos cuatro o cinco centrales, que nunca pudieron darle seguridad al equipo. Dos zagueros altos, fuertes en el juego aéreo; pero su mayor virtud es el conocimiento de sus limitaciones que los hacen sobrios y seguros a pesar de la dura crítica.

El pueblo futbolero argentino comienza a dejar de lado la crítica histérica general y empieza a apoyar a un equipo que con errores y virtudes promete grandes alegrías. Falta mucho para el objetivo mundial aun, pero el camino es el correcto y el augurio es bueno.

Romero; Zabaleta, Fernández, Garay, Rojo; Mascherano, Gago, Di María; Messi, Aguero e Higuain. El equipo sale de memoria, pero ojala se quede en ella y quede grabada a fuego y para siempre cuando finalmente la selección se haga presente en la cita mundial de Brasil donde buscara hacer historia, devolviendo así la gloria futbolística Argentina de las grandes proezas de antaño.

 

 

 

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