Épica victoria de la «Lepra» mendocina

Independiente Rivadavia es el nuevo campeón de la Copa Argentina. Despues de una apasionante final, el conjunto mendocino se coronó, gracias al gol de Villa en la definicion por penales.

En una noche cargada de emoción, tensión y polémica, Independiente Rivadavia escribió la página más gloriosa de su historia al consagrarse campeón de la Copa Argentina tras vencer a Argentinos Juniors.

Lo que ocurrió anoche no fue solo un partido: fue una gesta que quedará marcada para siempre en la memoria del pueblo mendocino y en la historia del fútbol del interior.

El encuentro, disputado en Córdoba, en el estadio «Presidente Perón» de Instituto, tuvo todos los condimentos de una final inolvidable.

La «Lepra» comenzó golpeando temprano con un gol de Álex Arce, tras un error del arquero “Chiquito” Romero; y cuando el entusiasmo era total, llegó la primera polémica: la expulsión por doble amarilla de Maximiliano Amarfil que obligó al equipo a jugar con uno menos durante gran parte del partido.

Lejos de caerse, Independiente mostró carácter, orden y corazón. En la segunda mitad, Matías Fernández amplió la ventaja, pero Argentinos Juniors no se rindió y rápidamente descontó a través de Alan Lescano.

En el final, los mendocinos se quedarían con 9 jugadores por la roja de Alejo Osella, y el partido se definiría en los penales.

Allí, el arquero Gonzalo Marinelli, (que ingresó por la lesion de Ezequiel Centurión) se vistió de héroe atajando un remate clave (hay que destacar que le atajo 2 penales a Tomas Molina, porque el primero se lo anularon por adelantamiento) sellando la victoria por 5 a 4 en una definición para el infarto.

Hasta el propio técnico Alfredo Berti terminó expulsado, en un reflejo de la tensión que se vivía dentro y fuera del campo. La polémica no estuvo ausente: el arbitraje fue discutido por ambas partes, sobre todo por las decisiones en las expulsiones, algunas tarjetas y por el tiempo añadido que hoy con el diario del lunes, se puede decir que la actuacion de Ramirez, fue excelente.

Pero más allá de eso, lo que queda es la épica. Independiente Rivadavia, un club del interior, sin los grandes presupuestos ni la exposición mediática de los equipos porteños, levantó un trofeo nacional y demostró que los sueños también se cumplen lejos de la capital.

Es un triunfo que trasciende camisetas y provincias, una muestra de que el fútbol argentino sigue siendo tierra fértil para las sorpresas, para el esfuerzo y para la pasión de los que nunca bajan los brazos.

El equipo dirigido por Alfredo Berti, jugará por primera vez en su historia una competencia internacional, este trofeo le abrió las puertas de la Copa Libertadores de América, quiénes junto a Platense y Rosario Central (por ahora) serán los encargados de llevar el fútbol nacional nuevamente a lo mas alto.

Cabe destacar que llegan a dicha competencia, como el primer club mendocino en ganar un título nacional. Para la provincia este título significa orgullo, revancha y reconocimiento.

Es la confirmación de que el fútbol del interior puede mirar de frente al poder centralizado del deporte argentino. La «Lepra» no solo ganó una copa, sino que derribó un muro simbólico.

Para los hinchas, esos que siguieron al equipo desde los torneos del ascenso hasta esta noche gloriosa, la emoción es indescriptible. Porque ver a su club, el de toda la vida, levantar un título nacional no es solo una alegría deportiva: es una caricia al alma.

Lo de anoche no fue una simple victoria. Fue el triunfo de la perseverancia, del amor por los colores, del interior que grita presente. Independiente Rivadavia se ganó un lugar en la historia y en el corazón del fútbol argentino. La «Lepra» tocó el cielo con las manos y con ella, todo Mendoza.

Salud campeones!

86 veces leída
Share this:
Share this page via Email Share this page via Stumble Upon Share this page via Digg this Share this page via Facebook Share this page via Twitter

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.