Por Javier Nicolás Baroli (Corresponsal LBD en Río Gallegos)
Boca quedó eliminado de la Copa Libertadores de América nuevamente, a instancias del VAR. Final bochornoso con un equipo que pasó la noche en una comisaría de Brasil.
Bronca e impotencia. Son los sentimientos que invaden no sólo a los hinchas del «Xeneize» sino al ámbito del fútbol en general. Es que tal cual ocurriera siete días atrás con un gol anulado injustamente, la historia se volvió a repetir con un gol invalidado a Weigandt, gol por cierto, lícito.
Posterior a esta situación y tras haber igualado sin goles, Boca no estuvo preciso en la definición de penales y Atlético Mineiro se metió en los Cuartos de Final.
Pero la historia negra de la noche brasileña no terminó ahí, ya que en la zona de vestuarios y por causas que se intentan dilucidar, se armó una verdadera batalla campal entre jugadores, dirigentes y la policía, situación que desencadenó con la demora de todo el plantel en una comisaría.
Una vez más el VAR y quienes lo manejan dejaron expuesto a un fútbol que tiende a desnaturalizar su esencia misma.
Ayer se vivió un hecho sin precedentes. Como el «Diego» lo pidió, la pelota no se mancha, y anoche se manchó feo.