Por Javier Nicolás Baroli (Corresponsal LBD en Río Gallegos)
Luego de más de 20 años de una relación que nadie pensó terminaría, el vínculo entre el astro rosarino y el club catalán parece no tener horizontes conjuntos.
Impensado, improbable, pero cierto. Resulta difícil imaginar que una relación que todos pensaron eterna y correspondida, un día llegaría a su fin.
¿Los motivos? Muchos. El destrato de una dirigencia que dejó al desnudo su inoperancia y desmanejo, poniendo en el ojo de la tormenta a jugadores históricos como Suárez, tercer máximo goleador histórico del Barcelona, Arturo Vidal, Jordi Alba e indirectamente, a Messi.
Su futuro es incierto. Ya que además de lo deportivo se abre un capítulo que promete muchos más.
Posibles causas que podrían ejecutarse según informan desde el entorno del jugador, pero que sin embargo estarían fuera de los plazos legales según informa la otra parte.
Ahí comienza el tire y afloje y una dirigencia que está siendo reprobada por la hinchada culé.
Posibles destinos: la otra pata de la mesa es el futuro del jugador. Ahí aparece un candidato fuerte, por su prestigio creciente en Europa, pero fundamentalmente por su entrenador, Pep Guardiola, quien supo encontrar y exponer siempre la mejor versión de Messi: Manchester City.
La noticia del año, promete muchos capítulos. Sin embargo el título es irrefutable, Messi deja el Barcelona lo que marca el fin de una era que supo revolucionar el fútbol Español y del mundo.