Por Daniel Campos (Corresponsal LBD en Palma de Mallorca, España)

Último viernes de primavera en España que se despide con  bastante calor, aquí en Palma de Mallorca. Estaba en la estación de autobuses y trenes de la ciudad y muy cerca de plaza España, veo que están terminando de montar un stand de un conocido banco español que patrocina al equipo Ferrari de Fórmula 1.

El complejo en sí, me resultaba conocido, ya que era la tercera vez que  aparecían por esta ciudad, mostrando el mismo auto de siempre un F-10, con las mismas atracciones de entonces, un podio para hacerse fotos, un buzo y un casco firmado por el ahora piloto de la escudería McLaren Honda,  don Fernando Alonso Díaz.

En el interior, las paredes decoradas de rojo Ferrari, donde se pueden ver los circuitos de la temporada 2015, y cuyos datos históricos son de dudosa credibilidad. También había dos simuladores  muy logrados para que cada visitante tuviera la posibilidad de girar al menos una vuelta o dos minutos de tiempo total.

No me atreví  a subir ya que no quería ser humillado terriblemente por un niño de siete años que conducía como el mejor poseedor de una superlicencia. En otras de las paredes de este stand móvil, unas miniaturas a escala, mostraban los más famosos modelos de competición de la casa de Maranello.

En esa misma pared, una serie de fotos de los pilotos que condujeron para la casa italiana y que lograron un título de conductores y constructores.

Cada fotografía iba acompañada de la bandera nacional y una breve reseña. Por supuesto no podía faltar una instantánea  de nuestro querido y respetado, Juan Manuel Fangio, campeón con Ferrari en la temporada de 1956.

Perdón … dije faltar? Sí, señor, pues era así, faltaba una foto del Chueco, del maestro, de uno de los grandes, porque en su lugar aparecía un sonriente y joven piloto inglés, Stirling Moss. Un gran piloto, por supuesto, y compañero de equipo del genio de Balcarce, en la escudería Mercedes Benz, aquel de las famosas  “Flechas de Plata”.

Como no podía dejar pasar por alto semejante error conceptual e histórico, del que ya lamentablemente estoy acostumbrado por estos lares, cada vez que hojeo un diario o veo un informe por televisión, decidí buscar alguien responsable de la exposición.

Una vez encontrada esa persona me presenté y le pregunté quiénes eran los encargados del trabajo de recopilación y del montaje del mismo.

Esta persona me comentó que el banco es el que realiza esa tarea, y casi sin dejar de acabar la frase, le contesté: pues el banco se ha cargado sesenta años de historia de la Fórmula 1, y continué enumerándole la cantidad de errores que aparecían expuestos en la muestra.

Inmediatamente, fue en busca de una hoja de papel y me pidió que se lo anotara en la misma. Así fue que me confirmó que iban a chequear esa información.

Un rato más tarde, volví  con una foto de 20 por 30 del real Juan Manuel Fangio, pero, por supuesto, no la aceptaron porque debían consultarlo con la central para hacer cualquier tipo de modificación en la exposición.

Regresé al día siguiente para tomar algunas fotos, que acompañan esta nota, y que el cambio no se había producido en la presentación. Esto confirma mis sospechas, de que en España, “los medios especializados en Fórmula 1”, tocan de oído.