Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El suizo se coronó nuevamente en su tierra natal luego de vencer al rumano Marius Copil por 7-6(5), 6-4 en poco más de una hora y media de juego. Esta fue la novena conquista en su ciudad natal, y es junto al ATP de Halle, el torneo que más veces ha ganado.
Roger Federer se ganó a lo largo de su carrera el cariño y la admiración del mundo entero, tanto dentro como fuera de las canchas.
Juegue donde juegue, el público siempre está de su lado y desea verlo festejar triunfos y títulos. Pero hay una ciudad que es su cuna y su hogar, y es la sede del ATP 500 de Basilea, lugar donde más trofeos ha levantado a lo largo de su dilatada carrera.
Las condiciones del evento suizo y la motivación añadida de hacerlo delante de su público son ingredientes suficientes para que Basilea se haya convertido en una de las plazas más importantes del calendario para Federer.
Luego de una semana difícil, que tuvo que batallar en cada ronda, llegó a una final que en los papeles parecía accesible.
A pesar de la gran diferencia en la clasificación ATP (Copil llegaba como 93° del ranking), el trámite no fue fácil para Federer que tuvo que arremangarse y traspirar la camiseta al inicio del choque. El rumano fue el primero en tomar ventaja en el marcador y adelantarse 3-1.
A Federer le costó adaptarse al poco ritmo que le concedía su rival. Pero encontró la forma de volver al partido de inmediato e igualar 3-3.
Con un 100% de efectividad con su primer saque (22/22), el local aseguró el tie-break, donde acabó inclinando la balanza de su lado (7-5).
La confianza de imponerse en el primer set y haber ganado 70 partidos en Basilea ni siquiera fueron argumentos suficientes para intimidar a Copil, que consiguió crear más problemas al inicio del segundo parcial colocándose 4-1.
El rumano ya había derrotado durante la semana a dos Top 10: Marin Cilic (6°) en segunda ronda y Alexander Zverev (5°), y amenazaba con continuar su semana de ensueño.
Era su segunda final ATP y estaba dispuesto a luchar hasta el final. Basilea no había visto un finalista procedente de la qualy desde Marcos Baghdatis en 2005 y tampoco un jugador con ranking tan bajo en la última ronda desde Patrick McEnroe en 1994 (número 100 en ese momento).
Pero más allá de su gran juego desde que arrancó la fase de clasificación enfrente tenía a Federer, que supo reinventarse y escapar del peligro.
Colocándose 4-4 en el marcador, recuperando el quiebre inicial y lejos de conformarse acabó encadenando cinco juegos que le dieron la victoria.
Federer levantó su noveno título en Basilea en 14 finales. Además de sumar 500 puntos más en el ranking ATP y añadir el trofeo número 99 a su vitrina, quedando a tan solo 10 del record histórico de Jimmy Connors.
