Por Oscar «Huevo» Sánchez (Especial para LBD)
Nueva deferencia del mejor entrenador de nuestro país, el amigo «Huevo» Sánchez.
Él nos permitió compartir su escrito sobre el momento actual del base de los Denver Nuggets.
Esta vez la personalidad de «Facu» Campazzo nuevamente lo pondrá ante un gran desafío. Jugar esa cantidad de minutos que le está dando su entrenador en las dos franjas del juego: Defensa y ataque.
Anoche, por ejemplo, permaneció en cancha casi 22 minutos y logró plasmar su intuición, agresividad y picardía al servicio del equipo. Puso un ritmo diferente en defensa y sus compañeros como que acompañaron a esa notable y constante actitud del base cordobés.
Está ejerciendo todo su abanico de chico inquieto, pesadilla diríamos, a quien quiere poner el balón al piso o hacer un extra pasos imaginando esa posible línea de pase.
Ayer lo miraba y su postura y gesto en defensa del lado opuesto no permanecían fijos, sus fintas y su entusiasmo por participar en cada acción para un posible robo era su meta defensiva.
Cambió los ritmos e imprimió un juego a cancha abierta más agresivo y con suma de gente.
El tema pendiente sigue siendo su ataque. No creo que con el correr de los meses pueda mejorar ostensiblemente, debo ser sincero.
Su talla es una incomodidad y se lo hacen sentir. Pero es muy probable que pueda llegar a sentirse un poco más cómodo que en la actualidad.
Por caso, sus argumentos de hoy son: uno, pick and pop con quien lo cortina y rola hacia afuera, y el otro, un lanzamiento extremadamente rápido desde los córners. Y no mucho más.
Esa mayor comodidad, a mi criterio, tendría que darse en forma lógica si se le otorgara esa única ubicación que debe tener en el campo: «El eje». No queda otra, Coach Malone.
Si ataca el aro en ese lado bajo del campo, invitándolo a que penetre, es un grandísimo riesgo tomar la decisión de Pasar o lanzar. Si se escoge el pase, «Facu», hay que hacerlo hacia afuera, a un compañero abierto, y no adentro (a medida que progresás con la bola, la defensa se cierra mucho más, lo sabés).
Y si se lanza, es un tiro imprevisto e incómodo en tierra de gigantes.
Su muñeca desde los 7,24 metros no es mala para nada, y tiene a favor que no lo liberan, pero sí lo incomodan con tanta talla sobre su figura. ¡Peor sería que no tuviera tiro! Y ahí sí dependería solo de la defensa.
Los ajustes ofensivos para que pueda gravitar un poco más, pareciéndose a aquel Campazzo del Madrid, no tienen otro camino que seguir corriéndolo en el campo, hacia el medio, donde él pueda tener más posibilidades naturales de tirar, pasar o penetrar con más claridad hasta la primera línea. ¡No hace falta más!
Anoche demostró que realmente no depende de su talla, pero lo demostró en el aspecto defensivo ahora, con la ayuda de Malone, debería ir buscándose un poco más de oxígeno en ataque, moviéndose en espacios más amplios, que le den mayor panorama que el de un pequeño rincón bajo del campo, como el córner que lo limita.
Vamos, man. ¡A no aflojar que en un primer año en la NBA no cualquiera juega 20/25 minutos de promedio!