La crisis del petróleo (13 de enero de 1974)

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La reciente desaparición física de Carlos Alberto Reutemann disparó rápidamente una gran idea por parte de nuestro hombre en España. Daniel Campos realizó un trabajo escrito sobre la Fórmula 1 Internacional. Durante un tiempo y a modo de homenaje espiaremos los capítulos que involucran al «Lole» y su rica historia deportiva.

En un verano caluroso y húmedo, el circuito 17 de octubre de la ciudad de Buenos Aires, fue el escenario elegido para la primera cita del mundial de ese año.

El argentino, Carlos Alberto Reutemann, hacía debutar en el Gran Premio de su país, al Brabham BT 44, cuyo diseño salido del tablero del sudafricano Gordon Murray, con motor Cosworth, se mostraba muy veloz.

Así había quedado demostrado en los entrenamientos de viernes y sábado. Con tanques llenos giraba con un tiempo de 1:53:3, en tanto que el mejor segundo registro era de 1:55, la cosa pintaba muy bien para el piloto local.

En clasificación, el sueco Ronnie Peterson con Lotus, con un registro de 1:50:70 obtuvo la pole position y Clay Regazzoni, con el Ferrari, le acompañaba en la primera línea de salida.

Emerson Fittipaldi, el hombre del equipo McLaren, y Peter Revson, con Shadow ocupaban la segunda línea. James Hunt con Hesketh y Carlos Reutemann completaban el tercer escalón en la parrilla de salida.

En esa tarde de domingo cien mil espectadores colmaban las instalaciones del autódromo porteño, esperando disfrutar de un gran espectáculo. Nada hacía presagiar que dos horas más tarde, enmudecerían.

Se largaba el Gran Premio de Argentina, Reutemann le ganó muy bien la posición al inglés e iba en busca del Lotus negro con el número uno pintado en sus laterales.

Antes de cumplirse tres giros y llegando a la curva de Ascari, el argentino adelantó por izquierda a Peterson. A partir de ese momento comandaba las acciones, con una muy buena ventaja sobre los McLaren de Hulme y Fittipaldi, quienes ocupaban el segundo y tercer lugar en pista, más atrás venían Lauda y Regazzoni.

Llegando al giro 37, la distancia que separaba al primero del segundo era de más de 27 segundos. Aunque dos giros atrás, la toma aerodinámica del BT 44 comenzaba a desprenderse y se inclinaba sobre el casco del piloto.

A pesar de perder rendimiento, la diferencia entre el argentino y el neocelandés se estabilizó en 20 segundos. Ya en la vuelta 49, el motor del Brabham no sonaba muy bien, y una vuelta más tarde, la diferencia caería a menos de 8 segundos.

Cuando restaba apenas un giro para terminar la carrera, Dennis Hulme adelantó a Reutemann. El argentino detuvo su auto a un costado de la pista sin una gota de combustible en sus depósitos.

Así, el de McLaren recibió la bandera a cuadros como vencedor, segundo llegaba Lauda, tercero Regazzoni, ambos de la escudería Ferrari. Reutemann tuvo que conformarse con el séptimo lugar con una vuelta menos.

Luego el ganador de la prueba comentó “La carrera era para Carlos; yo venía bien atrás y tuve suerte.”

Después de la coronación en el podio, el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, pidió a Reutemann que subiera hasta el palco oficial.

Allí, tomó un micrófono, saludó al público y dijo estas palabras: “Bueno, creo que la crisis del petróleo ya se solucionó, pero yo me que quedé sin combustible.” Así, sin mas, explicó lo sucedido.

Pero, en realidad, ¿qué había ocurrido? Casi todo el mundo pensó que la rotura de la toma aerodinámica había incrementado el consumo de combustible, aunque la respuesta llegó al revisar el auto.

Tras los entrenamientos libres del día sábado, los mecánicos tuvieron problemas con la rueda trasera derecha, no hubo forma de sacarla.

Entonces decidieron desmontar al completo la suspensión trasera, lo que les hizo perder mucho tiempo, y al reponer el combustible para la carrera, un error de cálculo sumado a las prisas del momento, hicieron su parte.

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