Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
El mejor tenista español de la historia se quedó con el US Open luego de derrotar al número 1 del mundo, Novak Djokovic por 6-2, 3-6, 6-4, 6-1. Esta fue su segunda corona en Flushing Meadows y la 13ª de Grand Slam.
Una y cientos de veces será Nadal el mejor de todos. Este zurdo nacido en Manacor ya está instaurado en el Olimpo del tenis, sin embargo y a pesar de todo, semana tras semana demuestra que desconoce el significado de la palabra “conformismo” y siempre va por más.
El encuentro decisivo de este Grand Slam comenzó con un efímero dominio de Djokovic, quien se mostraba muy firme con sus golpes desde el fondo de la cancha, tal cual lo hizo en sus duelos ante Stanislas Wawrinka por la semifinal y ante Mikhail Youzhny en cuartos. Sin embargo fue Nadal, alentado por la Reina Sofía de España, quien obtuvo el primer quiebre del parcial. El zurdo conectó tres tiros ganadores fuera del libreto que le permitieron tomar ventaja y comenzar a soñar con una nueva conquista.
Durante el sexto y el séptimo juego, el campeón ganó ocho puntos consecutivos para mantener el cero y luego volvió a quebrar para estirar la ventaja a 5-2. Finalmente cerró el set en el siguiente game, ganó el 80 por ciento de los puntos con su primer servicio, en contrapunto del 50% ganado por el serbio.
En la segunda manga, Rafa prevaleció en los puntos largos y tomó una leve ventaja hasta que Djokovic emparejó el marcador en el sexto juego. Con un sutil toque en la red, el número 1 del mundo consiguió un break point vital para seguir con vida en la final. El siguiente punto fue el más espectacular del partido, luego de un rally de 54 golpes, la bola de Nadal quedó en la red y el quiebre fue para Nole.
Pero su impulso duró poco, Nadal recuperó su saque en 0 y se puso 3-4. Allí, Djokovic se puso el overol para quedarse con un juego que duró 11 minutos. En el siguiente y en la primera oportunidad, se quedó con el set luego de una hora y 40 minutos. Todo se empardaba.
El nacido en Belgrado mantuvo la intensidad al abrir el tercer set, quebró con rapidez y comandó gran parte del parcial. Pero a Rafa nunca hay que darlo por derrotado, en esos momentos es cuando el Matador demuestra el coraje que lo diferencia del resto de sus colegas.
Variando cada vez más sus golpes, abriendo la cancha con su drive invertido y dando una cátedra de ángulos, el número 2 del planeta comenzó a aniquilar la esperanza de Djokovic. El serbio tuvo su oportunidad en el noveno juego, pero no podría capitalizarla, lo que sí pudo hacer Nadal para quedarse con el set en el siguiente game.
Al comenzar el que sería el parcial definitivo, Nadal pudo evitar un par de puntos de quiebre y contragolpeando logró la ventaja que le permitiría tomar las riendas del cotejo. Desde el 3-0, el ibérico nunca miró hacia atrás, y no se le pasaba otra cosa por la mente que no fuera levantar la copa; y lo logró cuando ese revés de Djokovic no superó la red.
Una vez más se desplomó sobre el court tal cual es su manera de festejar, y una vez más le hincó los dientes al trofeo que muchos anhelan tener pero que muy pocos consiguen.
Esta fue la 12ª final del Abierto de EE.UU. en la Era Abierta que congregó a los dos tenistas mejor rankeados del circuito. En esta oportunidad, Nadal se vengó de la derrota que le había propinado Djokovic hace dos años en este mismo escenario.
Por si le hiciera falta un premio más al abultado palmarés del español, por haber ganado el denominado US Open Series, esto es haber sumado más puntos en la gira previa al Abierto de los Estados Unidos (campeón en Montreal y Cincinnati) se lleva a casa un bonus de un millón de dólares.
