La fiesta fue de Magallanes

Por Germán Fuentes (Futsal Federado para LBD)

Con un marco que le haría temblar las piernas hasta el más experto, los dirigidos por Alejandro Velázquez dieron cátedra y ganaron, una vez más, el campeonato ushuaiense, cerrándolo con un aplastante 8 a 3 ante Ateneo Verde como broche de oro final.

El “Cochocho” Vargas fue escenario de este último encuentro del certamen que oficiaba de final, ya que los dirigidos por Hugo Romero venían de obtener 4 puntos que lo dejaban al acecho. Sí lograban el triunfo eran campeones emulando a esos grandes equipos de la década del ’80 que supo conquistar muchos títulos a nivel local.
Bombos, banderas y mucho público eran el marco perfecto para un choque así de trascendente.

En la previa, los papeles lo daban ganador a Magallanes por su cantidad de jugadores experimentados y por su solidez colectiva e individual. En cambio, Ateneo se veía como un combinado que podía hacerle daño sí jugaba un partido casi perfecto y sí a su vez,  podía anular a su rival.

También pesaba lo emocional. Hace años que los de azul vienen consiguiendo festejar el torneo y que juegan finales de este tipo, con este ambiente y con la locura en las gradas. En cambio, los verdes la tuvieron alguna vez y con una gran hegemonía también pero no ahora.

Finalmente, el partido fue un trámite para los vigentes campeones. Goles de todo tipo apabullaron a un rival disminuido en cuanto al orden y la capacidad individual.

Tres goles del capitán de Magallanes, Marcelo “Chelo” Sánchez, otro triplete de Mauricio Martínez, uno de Marcelo Toledo y uno en contra fueron los tantos que sellaron el triunfo y el campeonato para los de Velázquez.
Por su parte, Ariel Pérez, David Zazzarini y David Bernardelli, en una oportunidad cada uno marcaron para Ateneo.

Magallanes le tiró la experiencia y la jerarquía encima y plasmó en el resultado lo hecho en cancha. De hecho, Matias Cignetti, arquero de los verdes, pese a no tener su mejor partido, tapó una buena cantidad de posibilidades de gol claras para que extender aún más la ventaja en el resultado final.

La fiesta fue toda albiazul cuando se terminaron los 40 minutos reglamentarios. La tribuna estalló y los jugadores y cuerpo técnico repartieron sonrisas, fotos y aplausos para toda esa gente.
Obviamente, no faltó la vuelta olímpica al grito de “¡dale campeón!” y muchos abrazos y festejos.

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