Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
Una nueva temporada finalizó en el deporte blanco y la hora del balance en cuanto a las actuaciones de los tenistas nacionales, el saldo es positivo pero aun manteniendo ciertas deudas tanto personales como para quienes sueñan con grandes resultados de sus ídolos.
Este año se caracterizó, como muchos otros para los tenistas argentinos, por pasar de la alegría a la decepción de un momento a otro. Los títulos obtenidos(siete en total), las grandes actuaciones y los progresos en el ranking por parte de algunos jugadores son contrarrestados por las lesiones, el retiro de uno de los máximos exponentes como David Nalbandian y una nueva oportunidad perdida de ganar la Copa Davis.
Juan Martín del Potro fue la principal figura albiceleste, sus cuatro títulos ATP 500, el acceso a semifinales de Wimbledon y el vigente número 5 del ranking mundial lo hicieron claro merecedor del premio Olimpia de Plata en su deporte. Su andar por esta temporada fue intermitente, se coronó campeón en Rotterdam, Washington, Tokio y Basilea (todos sobre canchas duras) pero sólo en uno de los Grand Slams pudo superar la primera semana: fue eliminado en la tercera ronda del Australian Open, no disputó Roland Garros por una lesión, luego accedió a las semifinales de Wimbledon y finalmente se despidió en la segunda ronda del US Open. A pesar de esos vaivenes, pudo consolidarse en el quinto puesto del ranking mundial.
Un poco más complicado fue el año de Pico Mónaco, luego de alcanzar el 10° puesto en el ranking ATP, las lesiones y su irregularidad lo tuvieron a maltraer a lo largo de casi todo 2013. Las únicas luces entre tanta oscuridad fue la obtención del ATP 250 de Dusseldorf y el acceso a la final del ATP de Kitzbühel.
Charly Berlocq logró su máximo éxito profesional en julio de este año cuando conquistó su primer título ATP en Bastad. Eso sumado a su gran aporte para el equipo nacional de Copa Davis y el puesto 41 del ranking que ocupa actualmente, hicieron que el oriundo de Chascomús viviese su mejor temporada en el circuito hasta ahora.
Al igual que Berlocq, Horacio Zeballos tocó el cielo con las manos cuando levantó su primer trofeo ATP, venciendo nada menos que a Rafael Nadal en la final de Viña del Mar. Sumado a dos victorias en el circuito de Challengers, hicieron que el marplatense pudiera finalizar el año en el puesto 56 del ranking mundial.
En cuanto a las promesas que empiezan a sumar rodaje en el circuito y con múltiples campeones en el Circuito Challenger; Federico Delbonis fue el más destacado. Con la final en el ATP 500 de Hamburgo como pico máximo, con triunfo ante Roger Federer, y los dos títulos a nivel Challengers (Bucamaranga y Barranquilla), se postula como el candidato más serio a tomar la batuta una vez que la actual Legión diga adiós.
Detrás suyo podemos encontrar grandes talentos como Facundo Bagnis (vencedor en Santiago de Chile y Cali), Agustín Velotti (campeón en Río de Janeiro), Facundo Argüello (Porto Alegre), Guido Pella (San Pablo), Guido Andreozzi (San juan) y el ya conocido Leonardo Mayer quien se coronó en Guayaquil y que ya cuenta con larga experiencia en el circuito grande.
En cuanto a las chicas, Paula Ormaechea poco a poco va confirmando que ya dejó de ser una promesa para convertirse en la argentina capaz de devolver al tenis femenino nacional a las primeras planas. A los 21 años, finalizó la temporada en el 62° lugar en el ranking WTA, pero estuvo 59° en octubre; los puntos más altos fueron la tercera ronda en Roland Garros y la final en Bogotá.
La materia Copa Davis sigue estando pendiente. De antemano se sabía que este año sería de transición por la ausencia previamente anunciada de Juan Martín Del Potro y por la falta de un jugador tan emblemático como David Nalbandian, al cual su físico ya no le permitía cargarse el equipo al hombro como en sus mejores épocas.
Luego de una primera ronda contra Alemania en el Parque Roca que parecía complicada pero que finalmente terminó siendo dominada por el conjunto local con un 5-0 global y las actuaciones destacadas de Monáco y Berlocq. El predio de Villa Soldati volvió a ser la sede en abril cuando los franceses llegaron como favoritos por el poderio individual y grupal de su equipo.
Pero los capitaneados por Martin Jaite hicieron pesar la condición de local, y empujados por el fervoroso público se quedaron con la serie por 3-2. Como en 2012, la semifinal sería frente a Republica Checa, pero esta vez, solo un milagro podría depositar a nuestro país en la definición. Tomas Berdych y Radek Stepanek fueron unfalibles tanto en los singles como en el dobles y se dio la lógica, el triunfo fue para los europeos por 3-2. Fin del sueño, una nueva decepción que esta vez no dolió tanto por las circunstancias.
Por último queda la mencion honorífica para uno de los tenistas que mejor representó a nuestro país en el circuito ATP. Dejando de lado las controversias y lo que se sabe o se dice de su personalidad egocéntrica, David Nalbandian ocupa un lugar de privilegio en el Olimpo del deporte blanco nacional junto a los grandes como Guillermo Vilas y José Luis Clerc.
El cordobés se retiró de la actividad profesional con un récord de 383 triunfos, 192 derrotas y 11 títulos. Su puesto más alto en el ranking ATP fue el 3er lugar el 20 de marzo de 2006 y acumuló 11.123.125 dólares en premios. Entre sus títulos más recordados está el Masters de Shangai de 2005, cuando no estaba clasificado entre los ocho mejores del circuito y le terminó ganando la final a Roger Federer; y los Masters 1000 de Madrid y París en 2007.
El resto de sus títulos son: Estoril 2002, Brasilea 2002, Munich 2005, Estoril 2006, Buenos Aires 2008, Estocolmo 2008, Sindey 2009 y Washington 2010. Otro punto destacado de su carrera en el circuito fue la final de la Wimbledon 2002, en donde perdió ante Lleyton Hewitt. Aunque para los argentinos siempre quedará su sello de «copero» en cada serie que disputó de la Copa Davis. Además, Nalbandian es uno de los pocos jugadores del circuito que llegó a las semifinales de los cuatro Grand Slamn (Australia, US Openm Roland Garros y Wimbledon).
Se fué un año más, con alegrías y tristezas, pero lo más importante con la esperanza renovada y puesta en nuevos objetivos. El trabajo, esfuerzo y el empeño hacen que todo lo que uno se proponga pueda ser real, más alla de la dificultad que estos anhelos tengan.