Por Martín «Pela» Bonvehi (Colaboración Especial para LBD)
Soy un convencido de que en la vida nada es casualidad. Hoy es el aniversario de nacimiento número 65 de NUESTRO Oscar «Cocol» Gómez.
A la hora de mí programa de radio pensé en el «Pela» Bonvehi y el «Bocha» Ferreiro para hablar un poco de él.
A decir verdad les dejé el mensaje un poco tarde y no pudo ser, ambos contestaron pero la hora radial había terminado.
Como conozco la pluma del titular de la Escuela de Futsal MB lo insté a escribir algo en nuestra página.
Nada es casualidad querido amigo, usted era el indicado para decir lo que muchos sentimos.
En ocasión de la invitación que me hiciera Martin al programa radial de su creación, con motivo de conmemorarse hoy 6 de julio el 65° aniversario del nacimiento de nuestro gran referente «Cocol» Gómez, intentaré dedicarle unos párrafos a pedido suyo, en homenaje al referente deportivo más importante de la historia de la provincia (lo digo con mucho respeto hacia el resto de los destacados).
De inmediato al recordarlo me apareció un título para esta epístola y que en cierta forma lo pinta de principio a fin.
No solo por ser un gran maestro de la improvisación para todo aquello que le desafiara a su ingenio de fueguino renegado y callejero, sino por su perspicaz humor pueblerino, en cada memorable encuentro que pudiéramos haber tenido con él en su vida, quienes tuvimos la fortuna de conocerlo.
Afortunados por esas charlas donde siempre quedaba algo en el ambiente, una enseñanza que hacía que uno quisiera volver a encontrarlo al otro día nomás.
Su casa era de la gente y tanto él como su familia siempre te lo hacían sentir, ya sea para un café, una cerveza, asado o cualquier excusa que ameritara un encuentro social; famosos o desconocidos –todos por igual- se sentaron en su mesa sin dejar de percibir esa energía particular que parecía rodearlo, aún entre sus más grandes contradicciones y vaivenes personales.
Un líder social por donde se lo mire, burlado y amado, (odiado difícil); para muchos de nosotros de varias generaciones de jóvenes, uno de esos maestros de la vida al que seguíamos y creíamos sagrado, aún pensando diferente.
Un actor social fundamental de otros tiempos por su visión; había que salir de la isla para ampliar el horizonte y que no se te achique la cabeza del frío y el aburrimiento, trascender, como él lo hizo.
El nos llevaba a los pueblos y ciudades de la región, te abría puertas que trascienden la clase social, la distancia y el tiempo, ese mismo tiempo terrenal que le dieron poco a «Cocol» y que muchos pensamos eterno.
Es de esos personajes de pueblo que nunca muere, incluso cuando ocurre es increíble y te deja pensando.
Siempre nos hizo pensar y pensarnos; y eso que para muchos “iluminados” la burla hacia él era por su supuesta ignorancia y tosquedad… (¿quizá hablaban de ellos mismos?). Defectos tenías, como todos los seres humanos.
Recuerdo cuando apareciste en el «Poli» luego de un viaje y nos enseñaste la calcomanía que habías traído de un congreso en los años ´80, con la nueva denominación de nuestro deporte y la pegaste en tu auto F128 blanco, decía: “Yo Amo el Futsal”. Inolvidable para mí como salonista.
Gracias «Cocol», por todo lo aprendido y compartido, por enseñarnos a varias generaciones de fueguinos a mirar más allá y a creer en nosotros mismos, por compartir aventuras con esa risa burlona, socarrona y divertida de amigo cómplice.
Espero haber sido un buen aprendiz, tanto para lo bueno como para lo que no debemos hacer con nuestras vidas y que siempre nos marcabas cuando te hacíamos renegar en los viajes. Siempre estuvimos cuidados con vos.
Lo que escribo como título es alegórico a una anécdota donde «Cocol» se enojaba con nosotros (sus jugadores) cuando éramos adolescentes, porque no le gustaba que le digan profesor.
El pensaba que estaba lejos de eso por no tener estudios, por humildad; y esa forma de enseñar algo, de compartirlo con la acción, era justamente su virtud como educador no formal. Nos enseñó valores para la vida.
Muchas gracias Profesor y hasta siempre Gómez.