Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El equipo argentino se coronó campeón por primera vez en su historia del máximo torneo por equipos del tenis. Los grandes héroes de la hazaña fueron Juan Martín Del Potro y Federico Delbonis que consiguieron los 3 puntos con los que se venció a Croacia en Zagreb.

Dicen que no hay mal que dure 100 años, pero sí hubo uno que duró 93 para el tenis argentino, la hasta hoy maldita Copa Davis. Pasaron cuatro finales perdidas: en 1981 Vilas y Clerc no pudieron de visitante contra Estados Unidos, en 2006 la desazón se repitió en Moscú frente a Rusia, dos años más tarde se vivió la derrota más dura de local en Mar del Plata frente a España; el mismo rival se quedó con la victoria en 2011, esta vez en suelo sevillano.

Finalmente llegó este 2016 en el que muy pocos auguraban grandes resultados en esta competencia. El sorteo había determinado el debut de visitante frente a Polonia, un conjunto diezmado, sin grandes figuras, pero que se presumía haría pesar su condición de local.

Mayer y Pella pusieron al frente al conjunto nacional en la primera jornada, los polacos descontaron en el doble y en el tercer día el mismo Mayer selló el pase a cuartos de final.

En la segunda instancia nos esperaban los italianos con un Fabio Fognini en su mejor momento y con el regreso al equipo argentino de Juan Martín Del Potro.

Delbonis fue la gran figura del fin de semana ganando sus dos singles, y Delpo junto a Guido Pella consiguieron el punto restante en el dobles para clasificar a semifinales.

Argentina estaba nuevamente entre los cuatro mejores del mundo, y en esa instancia esperaban los hermanos Murray comandando al equipo británico en Glasgow.

Ese fin de semana no hubo un solo héroe del lado albiceleste, sino que todo el grupo aporto su granito de arena para darle forma a la hazaña.

Del Potro dio el primer batacazo venciendo a Andy Murray, después Guido Pella sumó el segundo punto de la serie y finalmente Leo Mayer sacó el pase a una nueva final ganando el punto decisivo del fin de semana.

El conjunto capitaneado por Daniel Orsanic debía viajar a Zagreb para enfrentar a Croacia en búsqueda de la tan ansiada Copa Davis. En un año que se planteó cuesta arriba debido al nivel de los rivales y a la condición de visitante en todas las series, haber llegado a la final ya era un triunfo.

Pero este grupo aún se guardaba un último as bajo la manga para conmemorar esta histórica temporada. Los croatas contaban en sus filas con un Marin Cilic que llegaba con muchos partidos encima, pero con el nivel de competencia muy elevado al haber disputado las Finales del ATP Tour en Londres.

Acompañándolo estaba el muy experimentado Ivo Karlovic y el especialista en dobles Ivan Dodig. Por su parte, Argentina viajaba con el mismo equipo que había eliminado a los británicos (Del Potro, Delbonis, Pella y Mayer).

Respetando sus creencias, Orsanic presentó un equipo compuesto por cuatro singlistas, jugándose el todo por el todo a ganar los puntos de singles y a intentar dar una batalla digna en el dobles. Con el resultado ya puesto, podemos decir que el plan salió a la perfección.

En la jornada del viernes Delbonis levantó una desventaja de 0-2 en sets aunque finalmente terminó cayendo frente a Marin Cilic en el quinto, pero esa gran actuación le hizo ganarse la confianza plena del capitán para un eventual quinto punto.

En el segundo partido de ese día, Del Potro cumplió con las expectativas y tachó al siempre peligroso Karlovic en cuatro sets para igualar la serie.

El sábado el tandilense salió a la cancha junto a Leo Mayer y poca resistencia pudieron oponerle a la dupla Cilic/Dodig que vencieron en tres sets y le dieron la ventaja al conjunto croata de 2-1 en la serie.

A pesar de la desventaja, Argentina confiaba que era capaz de conseguir el milagro y romper con la maldición que significaba no haber podido nunca levantar la Ensaladera de Plata.

Cilic comenzó el duelo del domingo frente a Del Potro demostrando porqué finalizó el año dentro del top ten. Jugando casi a la perfección se puso dos sets arriba de la Torre de Tandil, prácticamente dilapidando toda ilusión argentina de estirar la serie a un quinto punto.

Pero en esa gran adversidad fue cuando apareció el jugador del pueblo, el Juan Martín Del Potro que todo el público celeste y blanco ansiaba ver en la cancha.

Demostrando que está completamente de vuelta en su mejor nivel, se adjudicó los tres siguientes sets y puso la paridad en una serie que ya parecía perdida.

Con el envión anímico del triunfo épico de Delpo y el aliento de los miles de hinchas argentinos que poblaron el Arena Zagreb, Fede Delbonis salió a enfrentar a Ivo Karlovic sintiendo que la mayor victoria del tenis argentino estaba a la vuelta de la esquina.

Y así fue, sin temblarle el pulso en ningún momento del partido, el nacido en Azul se quedó con el duelo frente al gigante croata y se quebró en llanto sabiendo que había puesto al país en un lugar que ningún otro tenista había logrado poner.

Grandes nombres ilustres pueblan los libros de historia del tenis nacional. Vilas, Clerc, Jaite, Cañas, Coria, Calleri, Gaudio, Nalbandian, entre otros. Pero los que quedarán marcados a fuego de aquí a la posteridad serán Del Potro, Delbonis, Mayer y Pella.

Sin olvidarnos de Daniel Orsanic, gestor de esta proeza; y de otros grandes colaboradores que no llegaron a formar la nómina definitiva pero que aportaron en gran medida a esta causa (Mónaco, Schwartzman, Olivo).

Y finalmente, vale hacer una mención especial para cada uno de los soldados desconocidos que lograron que el equipo no se sintiera visitante en ninguna cancha, a pesar de la distancia y de las condiciones adversas.

Argentina es campeón mundial por sus jugadores y por su hinchada incondicional, este triunfo lo logramos entre todos y jamás podrá olvidarse.