Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
Luego de anunciar su baja para 2013 en la competencia por equipos más antigua del mundo, Juan Martín Del Potro entró nuevamente en el ojo de la tormenta. No hay persona en el mundo del tenis que no haya opinado sobre esta decisión y así como hay quienes condenan su manejo y sus maneras de comunicarse, también se han oído varias voces a su favor. Con la mente puesta en conquistar un nuevo título de Grand Slam y llegar a lo más alto del ranking, la Torre de Tandil abocará todas las semanas del calendario al circuito ATP.
La historia oficial del tandilense en Copa Davis comenzó en febrero de 2007 bajo la capitanía de Luli Mancini en Linz enfrentando a un potente conjunto austríaco que no solo contaba con la ventaja de la localía sino también con un jugador clave como Jurgen Melzer.
A los 18 años, ese joven de largos cabellos comenzaba a trazar su camino en esta competencia con una épica victoria en cinco sets que le valdría al conjunto argentino el pase a los cuartos de final de la Copa Davis. En esa instancia Argentina se enfrentaría a Suecia en Gothemburgo, allí la potencia de Robin Soderling sería demasiado para él y para sus compañeros; su triunfo ante Robert Lindstedt solamente le serviría para sumar un poroto a su cuenta personal y como punto de honor en esa serie.
El 2008 fue un año que quedará marcado a fuego en la memoria del argentino fanático del tenis, ya que en noviembre por primera vez en la historia la Copa Davis se definiría en nuestro país. Pero para alcanzar esa instancia, primero fue necesario vencer en las semifinales al equipo ruso, que de la mano de Nikolay Davydenko estiraron la serie hasta el quinto punto. Del Potro venció al nacido en Ucrania en el primer día y en el tercero a Igor Andreev, ambos en tres sets.
Con el pasaje a la final asegurado comenzaron las internas en el combinado nacional, la punta del iceberg hacía parecer que la disputa era solo por el lugar donde se jugaría dicha serie, pero excavando más profundo, se pudo dilucidar que los egos de los jugadores emblemáticos eran quienes estaban luchando por poner su nombre en primera plana del cartel.
Que si se jugaba en Buenos Aires, que si era en Córdoba, que un sponsor pondría la cara de uno por sobre el otro, que un estadio tenía mejor infraestructura que el otro, que la superficie rápida neutralizaría al rival.. Todos esos dichos, sumado a las críticas hacia Del Potro por haber elegido disputar el Master de fin de año en Shanghai una semana antes, llevaron a recibir a España en el estadio Islas Málvinas en Mar del Plata, sobre una superficie dura, bajo techo y recubierta por un clima interno totalmente adverso.
El resultado final ya es más que conocido, al contrario de otras series en que Nalbandian había perdido su punto y Del Potro enmendó su falencia, esta vez fue el cordobés quien alimentó la ilusión solo para que después todo comenzara a desmoronarse con la derrota del tandilense y su posterior abandono. A esa altura, ya todo se había roto en este intento de equipo.
En 2009, con Tito Vázquez como capitán, Delpo volvió a formar parte de la legión argentina contra República Checa por los cuartos de final. A pesar de haber conseguido los dos puntos que disputó con victorias concretas frente a Ivo Minar y Tomas Berdych, los checos eliminaron a los argentinos por 3-2 en Ostrava y dilatarían una vez más la ilusión de romper ese maleficio copero.
2010 fue el año más duro de la carrera de Juan Martín. Comenzó la temporada como número 4 del mundo luego de la conquista del US Open un par de meses atrás, pero en los octavos de final del Abierto de Australia su muñeca encendió la alarma, cayó derrotado por Marin Cilic pero la peor parte no sería la eliminación sino la lesión que lo obligaría a operarse meses después y a perderse todo el año de competencia. Sin él, Argentina llegó a la semifinal donde fue eliminada por el combinado francés con un contundente 5-0.
En 2011, Delpo sería el As de espadas que llevaría al conjunto nacional a una nueva final. Su primera aparición fue por los cuartos de final en Parque Roca frente al humilde Kazajstán, serie en la cual aportó un triunfo frente a Mikhail Kukushkin. Luego vendría la heroica arremetida en suelo serbio, con todas las de perder, los argentinos consiguieron la victoria gracias al retiro por lesión de Novak Djokovic.
Sin embargo, el tandilense se llevó los créditos de ese abandono ya que estaba paseando al número uno del mundo como nadie se animó a hacerlo, y menos en su casa. Finalmente, otra definición contra España, y otra vez la historia se repitió. Esta vez sin los conflictos previos como en Mar del Plata, pero con el mismo resultado y con la misma frustración de siempre.
Por último nos situamos en este 2012, año que en los papeles, podría llegar a ser más que favorable para las aspiraciones argentinas ya que, si no se daba ningún batacazo extraordinario, todo se definiría en territorio nacional. Por los cuartos de final, Croacia le presentó una digna batalla a los capitaneados por Martín Jaite, sin embargo Del Potro puso el pecho y les hizo morder el polvo a Ivo Karlovic y a Marin Cilic.
Y nos situamos en el mes de septiembre, el fin de semana del 14 al 16, el rival era República Checa sobre el rojizo polvo de ladrillo de Parque Roca. Todo arrancaría de la manera planeada con un claro triunfo del As frente a Radek Stepanek en tres sets, seguido de una previsible victoria de Berdych sobre Juan Mónaco.
Pero el cielo se nubló cuando los checos se pusieron en ventaja con el dobles y más aún cuando el mejor tenista nacional anunciaba su baja para el último día. Pobre Charly Berlocq que nada pudo hacer contra la calidad de Berdych, y pobre Del Potro que fue despedido del estadio como si fuera el peor villano en esta película de terror que es la Copa Davis.
Del 1° al 3° de febrero del año que viene arrancará nuevamente la ilusión, Alemania será el rival de turno y Martín Jaite se romperá la cabeza para dilucidar la estrategia perfecta que lo lleve a alcanzar el sueño. Todo será mucho más difícil sin ese jugador que marca la diferencia, sin aquel que no le teme a ningún número uno, dos o tres del mundo. Sin embargo, en esta competencia, todo se hace más fácil si se tiene un equipo unido; y ese será el mayor desafío de este capitán, además de poner al jugador indicado, unir con parches un intento de equipo.