Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El búlgaro venció en la final del Masters 1000 americano al australiano Nick Kyrgios por 6-3 y 7-5 en una hora y 25 minutos de juego, coronando una semana perfecta sin perder un set. Es el primer título de esta categoría para el ex pupilo de Franco Davin.
Se hizo larga la espera para Grigor Dimitrov, quien finalmente se puso a la altura de su enorme potencial levantando a sus 26 años en Cincinnati el primer título de Masters 1000 de su carrera.
El partido tuvo la particularidad de tener a dos tenistas nacidos en la década de los 90 peleando un título de esta categoría por primera vez en la historia.
Tal vez por los nervios del “debut” y el respeto mutuo entre dos primerizos en una definición de Masters 1000, fue que en los cuatro primeros juegos no hubo oportunidades de quiebre.
Cuando llegó su primera chance, Dimitrov mostró unos brillantes reflejos. El búlgaro lanzó un winner con su derecha, con el cuerpo suspendido en el aire, para mandar la pelota a los pies de Kyrgios.
Un tiro certero para concretar el primer quiebre del encuentro y adelantarse en el marcador por 4-2.
Ni siquiera las dudas inmediatas (dos dobles faltas seguidas) detuvieron el ritmo del antes conocido como clon de Federer, punzante en cada tiro para recuperar el dominio del game, confirmar su ruptura y conseguir una ventaja definitiva en el primer parcial.
En un segundo set sin demasiada sorpresa, Kyrgios intentó cambiar su estrategia, tomando la red con más regularidad.
Una propuesta arriesgada ante la capacidad atlética de Dimitrov, que conectó gran cantidad de passing shots como respuesta.
El servicio de Kyrgios lo mantuvo vivo en el encuentro ante la regularidad de fondo de cancha del búlgaro.
Tras resistir el gran momento de su rival y estirar la manga hasta el 5-5, un juego para el olvido destruyó cualquier esperanza de parte del nuevo niño malo del tenis.
En el undécimo juego del segundo set, el australiano cometió tres dobles faltas y envió una derecha a la red entregando a Dimitrov la opción de servir para coronarse en Cincinnati.
Grigor no desaprovechó la oportunidad y logró el trofeo más importante de su carrera.
«Es uno de mis torneos favoritos y estoy realmente feliz por haber ganado aquí», reconoció Dimitrov sosteniendo la copa de campeón. «Siento una enorme confianza tras conseguir este título.
Es el más grande que he logrado hasta el momento. Lo voy a disfrutar un par de días y luego me enfocaré en el US Open», señaló el europeo.
El búlgaro se proclamó campeón del Western & Southern Open sin ceder un set, sumando el séptimo título de su carrera y el tercero de esta temporada tras coronarse en Brisbane y Sofía.
El triunfo le otorgó varios premios al campeón: además del cheque por U$S 954,225, los 1000 puntos obtenidos le garantizaron su regreso al Top 10 del Ranking ATP, y el ascenso del noveno al sexto puesto en la Carrera a Londres.
Ocupando virtualmente una plaza para disputar por primera vez en su carrera las Finales del circuito, a disputarse en el O2 Arena londinense del 12 al 19 de noviembre.