Por Sergio Chacón (Ajedrez para LBD)
Desde los años noventa, por un comunicado de la UNESCO, donde recomienda la enseñanza del ajedrez en niveles primarios y secundarios, muchos países han adoptado como herramienta pedagógica la enseñanza del deporte ciencia.
Actualmente dos países lo incluyen como materia obligatoria, Turquí y Armenia, otros han desarrollado la misma como actividad curricular o extracurricular, sin embargo se ha destacado sus fines psicopedagógicos y beneficios para el aprendizaje y como actividad terapéutica.
Dijo el ruso Boris Zlótnik, doctor en Pedagogía de la Universidad de Moscú: “El ajedrez no te da lo que no tienes, pero potencia las facultades innatas y el desarrollo de la personalidad. Además de Rusia conocí experiencias en lugares tan dispares como Islandia, Canadá, España, Argentina, India e Israel. Y en todos se llegó a la misma conclusión»
Es así que en nuestro país, se enseña Ajedrez en 4650 establecimientos educativos, discriminados en 150 jardines, 3000 escuelas primarias y 1500 secundarias, con 500.000 chicos. San Luis, con 45.000 alumnos en 250 colegios, es el distrito con mayor número de practicantes. Lo siguen Mendoza (30.000, en 300), Santa Fe (20.000, en 250), ciudad de Buenos Aires (15.000, en 220) y Vicente López (5000, en 40)
El ajedrez, como decimos “escolar”, persigue precisamente ser una herramienta didáctica, de formación y fortalecimiento de la personalidad y desarrollo de los aspectos cognitivos, por lo cual sin dudas, su enseñanza beneficia principalmente a los niños. Como lo hace la educación física, pero haciendo hincapié en estimular el pensamiento lógico y reflexivo, la capacidad de cálculo, abstracción y observación, activa la memoria, la concentración, la planificación, la motivación y la autoestima.
