Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El suizo se coronó por sexta vez en Melbourne tras vencer en la final al croata Marin Cilic por 6-2, 6-7(5), 6-3, 3-6 y 6-1, tras poco más de tres horas de batalla. El actual número 2 del mundo quedó a escasos 155 puntos de la cima del ranking mundial que ostenta Rafael Nadal.
El nombre Roger Federer ya es sinónimo de Leyenda. Muchos adjetivos caben en la descripción de un deportista que rompe récords y barreras semana tras semana pero ninguno será suficiente para describir por completo su magnitud. A sus 36 años, se muestra cada vez más activo e intacto y muy lejos del retiro.
Nuestra generación podrá jactarse de haber visto en vivo al mejor tenista de todos los tiempos, ese que de niño idolatraba a Rod Laver y que logró revertir esa idolatría haciendo que el australiano se volviera su fan disfrutando como un espectador más las maravillas que el gran Roger hace año tras año en el court que lleva el nombre de ese extraordinario tenista que brilló en las décadas de los sesenta y los setenta.
En estos momentos, las frías estadísticas son las que más importan, ya que los calificativos hacia Federer siempre van a quedar cortos. Con el título del domingo llegó a 20 de Grand Slam, distanciándose aún más de Rafael Nadal, su inmediato perseguidor con 16; y quedando sólo por detrás de Margaret Court (24), Serena Wlliams (23) y Steffi Graf (22) entre los máximos ganadores de la historia.
Marin Cilic fue la última víctima de turno, y un digno rival para el campeón. Por tres horas y tres minutos le dio pelea al suizo antes de sucumbir ante su poderío. Aunque el encuentro no empezó de la mejor manera para el nacido en Bosnia, su nivel se fue alterando a medida que pasaban los games.
El primer set fue desastroso para Cilic, sus golpes generaban murmullos en el público ante su notorio nerviosismo. La gente quería ver un buen espectáculo, y temieron que el nuevo número 3 del mundo no pudiera dárselos. Costaba pensar que ese mismo tenista estaba jugando su tercera final de Grand Slam y menos que ya hubiese ganado un título grande.
El marcador reflejaba un 4-0 favorable a Federer cuando, de repente, el croata se ponía 30-0 al saque, acusando cierta molestia en el hombro, Cilic hizo lo que pudo para ganar dos juegos en la manga inicial. Fue extraño verlo pegar algún buen golpe en ese set inicial.
En la segunda manga, el que empezó a mostrarse errático fue Federer. Pero así y todo su rival no aprovechaba su momento para adelantarse en el marcador. El set se transcurrió con paridad y fue Cilic quien encontró la mínima luz de ventaja en el tie break para igualar el trámite del partido.
En el tercer parcial, Roger demostró nuevamente su supremacía y se adelantó rápidamente. Al suizo se lo notaba muy confiado y enfocado en el objetivo del título.
Todo parecía cerrado cuando en el cuarto set el de Basilea se puso 3-1 en el marcador, nadie pensaba que se le pudiera escapar ese triunfo. Sin embargo, Cilic se jugó todo a matar o morir y encadenó cinco games para llevar la final a un infartante quinto set.
Parecía que el croata estaba para dar vuelta la historia, y poder lograr un triunfo épico; pero nuevamente apareció el mejor de todos los tiempos para poner las cosas en su lugar. En un abrir y cerrar de ojos, Federer ya estaba 3-0 arriba en el marcador, Cilic logró robarle un juego pero el resto fue todo del gran Roger hasta que ese último saque se coló por el revés del croata para hacer explotar de alegría a los 16.000 espectadores presentes en el Rod Laver Arena y a los millones que alrededor del mundo se prendieron a la tele para disfrutar de la magia inoxidable del suizo.
Este es el título número 96 para Federer, que se sigue acercando a Jimmy Connors, máximo ganador de todos los tiempos con 109.
Mucho se habla de la llegada de la nueva generación pero la realidad es que de los últimos 52 torneos grandes, entre Federer, Nadal, Djokovic y Murray se repartieron 47. Entre el suizo y el español se quedaron con los últimos cinco aunque aún están lejos del predominio que tuvieron entre 2005 y 2007, con 11 coronas de forma consecutiva.
El dato: Federer ganó el 10% de los Grand Slams de la Era Abierta. Es impresionante, es Federer.