Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El número 2 del mundo se dio el gusto de festejar un nuevo título en su casa y nada menos que ante su némesis Rafael Nadal. Con el triunfo por 6-3, 5-7 y 6-3 le puso fin a una racha negativa de tres años y medio sin poder vencer a su clásico rival.
Después de una espera de 21 meses, Federer y Nadal volvieron a reditar un capítulo de su histórica rivalidad, esta vez fue sobre la cancha dura bajo techo del ATP 500 de Basilea.
Ya había quedado muy lejos en la historia el último triunfo del suizo sobre el español en 2012 en el Masters 1000 de Indian Wells.
Esta fue la final número 12 en su Basilea natal para Federer, y sumó su séptimo trofeo de este certamen, una hazaña que ha logrado también en otros cuatro torneos en su carrera (Wimbledon, Halle, Dubai, Cincinnati).
En la definición de este domingo, Nadal buscó desde el comienzo ser agresivo ante la devolución de Federer e intentaba evitar que este avance sobre la red forzando peloteos desde el fondo de la cancha.
Sin embargo, el máximo ganador de Grand Slams comandó el trámite del primer parcial, logrando dos quiebres y quedándose con esa manga en 37´.
Pero Nadal, como de costumbre, no daría el brazo a torcer tan fácilmente. Luego de largos games y llegando al final del set, Roger se puso 5-4 pero era el turno de Rafa al servicio.
El español ganó ese juego de saque, luego quebró el de su rival y finalmente cerró ese segundo parcial por 7-5 para llevar la definición del torneo a un tercer set.
Federer cobró vida justo a tiempo en el último set, rompiendo el saque de Nadal para adelantarse 5-3 y luego sirvió para la victoria un juego más tarde, concretando el segundo match point que tuvo a su favor apenas superadas las dos horas de juego.
Fue el tercer título de ATP 500 para Federer este año (Dubai y Halle), y el número 88 de su carrera. En 2015 también se coronó en dos ATP 250 (Brisbane y Estambul) y un Masters 1000 (Cincinnati).
Nadal, por su parte, que posee una ventaja 23-11 en el historial ante el suizo, estaba compitiendo por ganar su segundo trofeo en canchas duras bajo techo, superficie en la que solamente se coronó en Madrid 2005.
«Este fue mi mejor victoria en Basilea, teniendo en cuenta todo lo que he hecho en toda mi carrera aquí», dijo Federer, jugando su décima final consecutiva en su ciudad natal, donde comenzó como ball boy hace dos décadas. «Después de todos los partidos y las grandes finales que hemos jugado, disputar una final aquí en Basilea fue increíble para la gente y para mí personalmente”.
La acción seguirá la semana que viene en París, cuando se dispute el último Masters 1000 de la temporada; allí Leo Mayer debutará en primera ronda frente al eslovaco Martin Klizan.
El correntino será el único representante argentino en el certamen, y cerrará un año en donde ningún tenista albiceleste pudo coronarse campeón a nivel ATP.