Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El suizo venció a su compatriota Stan Wawrinka por 6-4 y 7-5 en la final del Masters 1000 de Indian Wells para alzar el título número 90 de su carrera. Esta conquista fue la 25° de esta categoría y la quinta en el torneo californiano.
Hace tiempo que es redundante decir que Roger Federer tiene el retiro del tenis profesional como un plan a largo plazo, luego de superar la lesión que lo tuvo alejado casi medio año de las canchas volvió como si fuese un novato hambriento de gloria.
Aquellos que lo consideraban un ex-jugador hace menos de un año, hoy miran como este joven veterano sigue batiendo récords y enriqueciendo su impoluta carrera.
Al derrotar a su gran amigo Stan este domingo volvió a demostrar que todavía le queda mucha nafta en el tanque, y que la palabra «retiro» no cabe en su vocabulario, porque sencillamente es un deportista eterno.
A pocos meses de soplar 36 velitas, Federer sigue redescubriéndose y reinventándose, disfrutando y haciendo disfrutar. Su último triunfo en el desierto californiano poco tiene que ver con los de años atrás, porque esta vez lo ha ganado con una versión bien distinta, volvió a ser el jugador agresivo y ofensivo que era hace una década cuando dominaba el circuito a gusto y placer.
Con el del domingo, la cuenta de títulos ATP llega a 90, lo que lo posiciona a tan solo cuatro de Ivan Lendl, el segundo jugador más ganador de la historia tras Jimmy Connors (109).
La victoria frente a Wawrinka, además de su quinto trofeo en Indian Wells, el 25 de Masters 1000, le concedió el honor de convertirse en el tenista más veterano que gana un torneo de esta categoría, sucediendo a Andre Agassi (34 años y tres meses en Cincinnati 2004).
Y por si todo esto fuera poco, la sublime actuación de esta semana lo catapultó a la sexta posición del ranking, desbancando a Rafael Nadal.
Tal vez presintiendo que este año podía ser su gran retorno, El Rey apuntó todos sus cañones a los grandes torneos. Arrancó enero en la decimosexta posición y ahora vuelve a ver la cumbre del ranking bien de cerca.
Su récord en esta temporada es de 12 victorias y tan solo una derrota (en Dubai frente al ruso Evgeny Donskoy). No hay mejor presente que el de Federer, invicto en 2017 en todos los duelos contra jugadores del top-10 (6-0)
La victoria de la final frente a Wawrinka fue una clara demostración del nivel superlativo del ex número 1 del mundo. Stan resistió lo suyo, hasta el décimo juego del primer set, pero cedió su saque y entregó el parcial, desde ahí la historia se le puso muy cuesta arriba.
Enderezó después, con un break nada más comenzar el segundo parcial (el primero que sufría Federer en todo el torneo), pero el mejor tenista de todos los tiempos recuperó el servicio al instante y luego amplió la ventaja para terminar descorchando el champán.
Se repitió la imagen de Melbourne, el nacido en Basilea, festejando como si fuera un joven que levanta su primer trofeo, elevando los brazos hacia el cielo ante los 17.000 espectadores que colmaron el estadio central.
En primera fila, el legendario Rod Laver, ganador de 11 Grand Slams, un hombre que a sus casi 80 años se sube cada vez que puede a un avión para deleitarse con su amigo Roger.
El australiano es el ídolo de Federer desde pequeño, seguramente en el presente la idolatría sea mutua. Como no tener de ídolo a un deportista que con humildad y al mismo tiempo con grandeza, convierte en oro todo lo que toca.
