Por Javier Nicolás Baroli (Corresponsal LBD en Río Gallegos)
De la mano de un Steph Curry descomunal, los de San Francisco superaron a Boston Céltica en seis juegos y sumaron su séptimo título de su historia superando nada más y nada menos que a Chicago Bulls en la tabla de campeones.
Con un descomunal Stephen Curry y un equipo que renunció a los lujos y se puso el overol tanto en ataque como en defensa, los Golden State Warriors vencieron 103-90 a los Boston Celtics y son los nuevos campeones de la NBA por un global de 4-2, conquistando su cuarto anillo, título que no obtenía desde 2015.
En una serie apasionante, con liderazgos cambiantes en el dominio de la misma, la experiencia de jugadores como Thompson, Green y el mismísimo Curry, fueron resultando determinantes en los momentos que la la serie lo requería.
Mientras en la vereda de enfrente, ocurría lo contrario, las ausencias de Tatum en determinados momentos hacia sentir la falta de un líder natural en la cancha y Golden State supo aprovechar esa circunstancia.
Un dato no menor es que por primera vez, Stephen Curry fue elegido MVP de las Finales NBA. A pesar de sus tres títulos anteriores, el 30 de Golden State Warriors debió esperar hasta su cuarto anillo para recibir la condecoración.
Los Warriors supieron reinventarse, tras dos años de momentos oscuros. No le encontraban la vuelta a las lesiones y a la cantidad de problemas físicos. Hoy son los campeones de la mejor liga del mundo y el universo del deporte se rinde a sus pies.