La docena de «Rafa»

Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)

4cb8f53f8d61522446bfeb756a15a558225fa754_20190609_rg_cd_1796_webEl tenista español ganó este domingo su 12° trofeo Copa de los Príncipes tras vencer en la final de Roland Garros a Dominic Thiem por 6-3, 5-7, 6-1 y 6-1, en tres horas y un minuto. Con 18 títulos Grandes, acecha el récord de 20 de Roger Federer.

Cuando parece que el fuego sagrado de Rafael Nadal está por extinguirse, hay un torneo que vuelve a encender al español y lo mete nuevamente en la pelea Grande. En París, Rafa vuelve a ser el Matador y el Rey absoluto del polvo de ladrillo.

Su último trofeo de Grand Slam fue hace 12 meses, precisamente en la capital francesa y ante el mismo contrincante. Luego, estuvo a tan solo un punto de meterse en la final de Wimbledon, tuvo que retirarse por lesión de la semifinal del US Open y perdió la última final de Australia.

Esta última victoria del domingo le significa un envión anímico para buscar la proeza de igualar o superar los 20 grandes de Roger Federer, al mismo tiempo que perder lo alejaba definitivamente de ese prestigioso récord y más corriendo el riesgo de que Novak Djokovic pudiera acercase a él.

Como el serbio no pudo superar la semifinal, eso le liberó la presión al manacorí que siempre sufre más de la cuenta ante uno de los únicos tenistas del circuito al que no domina en el mano a mano.

El rival de la definición fue Dominic Thiem, un especialista en tierra batida y el único jugador (además de Djokovic) que ha sido capaz de superar cuatro veces a Nadal en canchas lentas.

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Comenzaba sacando Nadal, su rival austríaco tenía armas para acorralarlo y estaba dispuesto a utilizarlas para lograr la hazaña que pocos tenistas lograron en la historia, derrocar al Rey en su tierra. Thiem es un jugador completo, tiene derecha, revés y servicio; pero inició su puesta en escena con una doble falta.

El pupilo de Nicolás Massú sabía que sus pocas opciones de triunfo pasaban por conquistar el set inicial; por eso salió a la cancha en quinta marcha con el pie a tope del acelerador.

El sueño parecía comenzar a construirse cuando en el quinto game se quedaba con el servicio de Nadal, pero poco le duró la ilusión, ya que de un posible 2-4 pasó al 3-3 con el español recuperando su saque.

La siguiente chance de rotura llegó a las manos de Thiem en el séptimo juego, pero esta vez no la aprovechó. El nacido en Wiener Neustadt, terminó yéndose al descanso sin conseguir el primer objetivo de quedarse con el primer set y con la sensación de que no había hecho nada mal para merecer eso.

En el segundo parcial, Nadal levantó dos veces situaciones adversas evitando quiebres en el 4-5 y en el 5-6; pero finalmente en el decimosegundo juego la balanza se inclinó para el lado de su rival.

La paridad parecía darle al cuarto preclasificado un nuevo aire triunfador, pero fue todo lo contrario, ya que, apenas comenzada la tercera manga, entregó su saque en 0.

A partir de eso, 16 de los siguientes 17 puntos quedaron en manos del máximo ganador de torneos sobre arcilla. Las ideas en la cabeza de Nadal ya estaban organizadas, y nada lo detendría para alcanzar el Gran objetivo.

Las piernas de Thiem ya no respondían como al principio, las cuatro horas y 13 minutos del enfrentamiento con Djokovic empezaron a pasarle factura.

En un abrir y cerrar de ojos, el set ya estaba 4-0 en favor del español. El cuarto parcial prácticamente se disputó para cumplir con la agenda, el campeón ya estaba confirmado de antemano.

Los galácticos del mundo del tenis se rinden a los pies del balear, Jimmy Connors declaró que «este tipo juega siempre como si estuviera arruinado». «Juega cada punto como si le fuera el partido en ello», sumó Björn Borg, alguien que de ganar en París sabe ya que levantó seis veces la Copa de los Mosqueteros.

El récord de Rafa en el Bois de Boulogne arroja una impresionante marca de 93 partidos ganados contra solo dos perdidos.

Luego de entregarle el trofeo en el 50 aniversario de su segundo título, Rod Laver expresó «Nunca pensé que habría otro Borg y, de repente, apareció Nadal».

Pasaron 14 años desde que aquel jovencito con pantalones pescadores y musculosa que revelaba su trabajado físico se adueñó de la temporada tenística de polvo de ladrillo, pasan los rivales, pasan los estilos, pero su hambre de gloria se renueva constantemente. El Matador está más vivo que nunca.

reuters201906091858541

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