Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
Rafael Nadal se coronó por décima vez en el tradicional Conde de Godó, y levantó el trofeo en el estadio que lleva su nombre. En la final venció al austríaco Dominic Thiem por 6-4 y 6-1 en una hora y media de juego.
Nadal no para de quebrar récords, sus propios récords. Menos aún en el torneo que juega como en el patio de su casa, el Abierto de Barcelona. Tan solo una semana después de coronarse por décima vez en Montecarlo, el español se hizo con su décimo título en el Real Club de Tenis Barcelona. En una final de tenis exquisito y de desarrollo muy parejo, Rafa se impuso ante el noveno jugador del ranking, Dominic Thiem.
Son diez finales y diez títulos para Nadal en el torneo donde, por si fuese poco, la cancha principal fue renombrada en su honor. Y son 51 los títulos sobre polvo de ladrillo, dos más que Guillermo Vilas. El número 5 del ranking no tiene rival en el circuito cuando se trata de esta superficie. Y en total, ya lleva 71 coronas en todas las superficies.
La final fue de alto vuelo, el primer set deleitó a un público que colmó la pista Rafael Nadal. Fue un parcial de 50 minutos de intensidad extrema. Un duelo en el que Thiem no acusó el cansancio de su batalla ante Andy Murray en semifinales y se plantó ante el rey de la arcilla de igual a igual.
Nadal se quedó con el único quiebre del set en el décimo juego, suficiente para adjudicarse ese primer parcial. Cuando más dudó el austríaco, más aprovechó el español. «El primer set era vital y por eso lo he celebrado con energía. Ha sido un set de muchísima calidad», señaló el ex número 1 del mundo.
La segunda manga fue un monólogo del mallorquín, que se adelantó rápidamente 3-1 y ya no dejó escapar el triunfo ante el 9 del mundo, al que dedicó palabras de reconocimiento. «Es un jugador que tiene muchísima fuerza. Para mí era importante tenerlo un poquito atrás y poder elegir las zonas de tiro», señaló el campeón.
«Llevo dos semanas súper especiales. Especialmente aquí ante la gente de mi club», añadió un Nadal emocionado por vencer en casa.
Empezó la campaña en Montecarlo. Continuó en Barcelona. Ahora llega el Masters 1000 de Madrid, después el de Roma. Pero el objetivo máximo de esta bestia del tenis es uno bien claro: la décima corona de Roland Garros.