Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El español venció a su compatriota Albert Ramos por 6-1 y 6-3 y logró su título número 50 sobre polvo de ladrillo, superando por uno al gran Guillermo Vilas y convirtiéndose en el máximo ganador sobre esta superficie. Además, fue su décima corona en Montecarlo y llegó a 70 en su cuenta personal de títulos.
La versión animal de Rafa Nadal sobre la tierra batida, como le dicen los ibéricos, volvió en su máximo esplendor este domingo en la final de Montecarlo, su Masters 1000 favorito. Y eso le permitió levantar su décimo título en el Principado, récord absoluto en un torneo en la Era Abierta.
Su triunfo sobre Albert Ramos por 6-1 y 6-3 en una hora y 16 minutos lo llevó a alcanzar su 50° título en arcilla (29 de Masters 1000), relegando a Guillermo Vilas al segundo puesto de los máximos ganadores sobre la superficie anaranjada.
Nadal había llegado a tres finales este año, en Australia, Acapulco y Miami, todas en canchas rápidas. Dos veces cayó ante Roger Federer y la restante ante Sam Querrey.
En polvo, donde Rafa había conquistado su último torneo, el Godó 2016, hace casi un año, sigue siendo prácticamente invulnerable si el físico le respeta. Su dura pretemporada, después de tres meses de inactividad, le permitió seguir mordiendo trofeos a sus 30 años.
Albert Ramos-Viñolas, que tiene ya 29 años y aparecerá mañana en el 19º del mundo, le cambió la vida el año pasado llegar a cuartos de final en Roland Garros. También que le diagnosticaran una intolerancia al gluten y a la lactosa que le provocaba continuos problemas gástricos.
Esta semana dejó afuera al número uno, Andy Murray, y al ocho, Marin Cilic. Pero Nadal sigue siendo Nadal, y había ganado las 14 finales previas ante compatriotas.
El de Manacor, que en el tercer set de la semifinal ante Goffin había encontrado su mejor nivel en el torneo, salió a comerse a su rival en la final. Agresivo y con dos breaks se llevó la primera manga en media hora ante el zurdo nacido en Barcelona, demasiado exigido en lo físico y que necesitó dos veces asistencia médica.
En el segundo set, el quiebre llegó para adelantarse 3-2 y a partir de ese momento nada detendría a la bestia Nadal. La última rotura vino con una doble falta de Ramos.
Rafa se mostró seguro como en sus años de número 1 del mundo, ganó un 81% de puntos con primer saque y 70% con segundos y no ofreció ni una oportunidad de break. En un día nublado, Nadal resplandeció con su décimo título. Una verdadera máquina de ganar.
Esta semana estará presente en Barcelona, donde también aspira a una décima corona, pero con la vista puesta en su gran objetivo de la temporada, obtener su décimo trofeo en Roland Garros. Esta versión de Rafa Nadal, hace pensar que ni el propio Guillermo Vilas en su mejor momento podría detener al torero español.
