Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
Novak Djokovic se coronó bicampeón del Grand Slam londinense tras vencer en una épica final a Roger Federer por 7-6(5), 1-6, 7-6(4), 4-6 y 13-12. Guido Pella tuvo una quincena soñada al meterse entre los ocho mejores del torneo.
La tercera no fue la vencida para Roger Federer, tras las finales de 2014 y 2015, Novak Djokovic volvió a aguarle la fiesta en el All England.
El reinado del serbio en la actualidad es indiscutible, ni los abanderados de la nueva generación, ni los viejos conocidos pueden destronar al número 1 del mundo que se anotó este domingo su poroto número 16 en Grand Slams.
La final de este domingo tuvo la particularidad de haber sido la primera de la historia en definirse en un tie-break en el quinto set; aún con esta nueva regla, fue la definición más larga del Grand Slam más tradicional del tenis.
A Nole le costaba más ganar sus juegos de saque pero, con mayor esfuerzo que su rival, los terminaba ganando. Federer tuvo su primera chance de quiebre en el cuarto juego y no la aprovechó.
La paridad se mantuvo hasta el tie-break, donde el nacido en Belgrado sacó la mínima diferencia para adjudicarse esa primera manga.
Djokovic es un gran favorito entre los fans, pero ni él ni nadie pueden ganarle en favoritismo a Roger en ninguna cancha del mundo, y menos en Wimbledon, donde escribió las páginas más importantes de su leyenda.
El segundo set fue un monólogo del suizo, que superó rápidamente el bajón de habérsele escapado el primer parcial por tan poco, y empardó el marcador en menos de media hora.
El tercer parcial volvió a tener ritmo de final, la única chance de quiebre la tuvo Federer pero no la aprovechó, y nuevamente se definiría en un tie-break mucho más vibrante que el del primer set. Djokovic se puso 3-1 arriba tras un grave error de derecha de Federer.
Ahí el suizo encadenaría cuatro puntos al hilo para ponerse 5-3, pero el serbio no estaba dispuesto a ceder terreno en esta final y se puso al frente nuevamente.
En la cuarta manga volvieron los quiebres de servicio, Nole tuvo sus dos primeras chances del partido y aprovechó una; pero Roger aprovechó las dos que tuvo y eso le bastó para quedarse con ese parcial y llevar todo a un quinto e infartante set.
Ya en el definitivo, los nervios y el cansancio comenzaron a ser protagonistas. Ya el servicio no era garantía de confianza para ninguno de los dos finalistas, cada uno perdió dos veces el saque.
Nole fue el primero en lograr una ventaja de 4-2, todo parecía decidido en ese momento. Pero Roger demostró que todavía le quedaba algún que otro truco bajo la manga y lo usó para meterse de nuevo en la final, 4-3 y saque.
Con el marcador 6-5, se dio una curiosa situación: Djokovic le consultó a Damián Steiner, el juez de silla argentino de la final, si había tie-break.
No recordaba que en Wimbledon el desempate recién llega a los 12 juegos. Increíblemente, Federer desperdició dos match points con el marcador 8-7 y le dio la oportunidad a Nole que necesitaba, y que a la larga no falló.
Se había llegado a los 12 juegos, el juez dio el anuncio del desempate y parte de los aficionados se sorprendieron ante el desconocimiento de la nueva regla.
Como en los dos tie-breaks anteriores, este último quedó en manos de Djokovic, y llegadas las cuatro horas y 57 minutos se concretó la nueva victoria para el número 1 del mundo.
La tercera final de Wimbledon que el serbio le gana al suizo y la 4° en torneos grandes (US Open 2015 la restante), la única victoria para el helvético fue en el US Open 2007.
Los argentinos también aportaron su cuota de protagonismo en esta edición de Wimbledon, de los seis que se metieron en el cuadro principal, tres consiguieron el pase a la segunda rueda.
Juan Ignacio Londero, Guido Andreozzi y Federico Delbonis se despidieron en el debut; Leo Mayer superó la rueda inicial pero luego cayó en segunda ante el polaco Hubet Hurkacz.
Diego Schwartzman tuvo un buen torneo, llegando hasta la tercera ronda donde no pudo contra el italiano Matteo Berrettini.
Y finalmente, el argentino más destacado de la semana fue el bahiense Guido Pella, que superó en el debut al rumano Marius Copil, luego al tano Andreas Seppi, más tarde al sudafricano Kevin Anderson (finalista el año pasado) y en octavos al canadiense Milos Raonic.
Su aventura londinense finalizó con una derrota en cuartos de final ante el español Roberto Bautista Agut.
Enorme semana para Pella, que sigue sumando logros en su carrera, tras ser parte del equipo campeón de Copa Davis y de adjudicarse su primer título ATP esta temporada, ahora le llegó su mejor actuación en un Grand Slam.
Un gran presente de Pella, que aún tiene mucho más por dar y demostrar.
