Por Martín Velasco (Envíado especial al Monumental) /Tw: @tinkavelasco/
Con un estadio repleto, el Burrito vivió su partido homenaje. Asistieron Francescoli, Sorín, Saviola, Gallardo, Medina Bello, Ramón Díaz y Roberto Ayala, entre otros. Hubo música, fiesta y un gran reconocimiento al último gran ídolo de River.
Ariel Arnaldo Ortega, el jujeño más querido por la zona de Núñez, vivió un sábado inolvidable junto a 60 mil personas, que llenaron el Monumental y le brindaron una muestra de afecto al 10. Se hicieron presentes amigos, familiares y millones de fanáticos que despidieron con lágrimas en los ojos al oriundo de Ledesma.
Todo comenzó cerca de las 16, cuando comenzaron a mostrar videos de Ortega deleitando con sus gambetas en River y la Selección Argentina. Luego, tomó la conducción del espectáculo Sergio Goycochea, que fue presentando clips de integrantes de la familia. Cerca de las 17 llegó el plato fuerte, con el ingreso de los equipos a la cancha. De un lado, con la remera original del Millonario, se vieron caras como la de Leonardo Astrada, Marcelo Gallardo, Roberto Ayala, Leonardo Ponzio, Guillermo Rivarola, Eduardo Coudet y Paulo Ferrari, entre otros.
Junto al ya ovacionado Burrito, que saltó a la cancha en medio de papelitos y el grito de “Orteeega, Orteeega” que sonó toda la tarde en el Vespucio Liberti, compartieron cancha figuras como Enzo Francescoli, Javier Saviola, Hernán Díaz, Nelson Vivas e Ignacio Scocco, que vistieron una casaca alternativa.
Con el paso de los minutos y la gente disfrutando del juego vistoso dentro del terreno, siguieron las sorpresas. En el entretiempo fue el turno de La Mosca, que cantó sus principales hits. Más tarde, Andrés Calamaro también dijo presente y rindió homenaje al delantero. Quedaba el ingreso de su hijo Tomás, que compartió el partido junto a su padre homenajeado y hasta le convirtió un gol a Nahuel Guzmán (El Burrito metió 4).
Ya con la luz del sol bajando, los ojos de la hinchada llenos de lágrimas y el 10 emocionado junto a su esposa e hijos, llegó el final de la carrera de Ortega, despidiéndose con la camiseta que tanto quiso y siempre defendió, generando el reconocimiento en sus pares y fanáticos, tanto por lo realizado en el verde césped como así también, y principalmente, por la humildad con la que afrontó su exitosa trayectoria en el fútbol. Gracias, Ariel.