Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
Diego Schwartzman levantó la semana pasada el título más importante de su carrera en la ciudad carioca. En la final del ATP 500 de Río venció al español Fernando Verdasco por 6-2 y 6-3; esta victoria lo catapultó al 18° lugar del ranking, siendo su mejor posición hasta el momento.
El «Peque» se agrandó más que nunca, el jugador oriundo del barrio porteño de Villa Crespo conquistó su segundo trofeo tras ganar una final que en los papeles parecía más complicada de superar.
En una hora y 23 minutos, Schwartzman pasó por arriba a Fernando Verdasco y cortó una racha de casi dos años sin salir campeón (Estambul 2016).
Tras una gran presentación en el Abierto de Australia, donde alcanzó los cuartos de final, tuvo un traspié en Buenos Aires pero se recuperó rápidamente en el torneo brasileño.
Como broche de oro a su semana perfecta, no cedió un solo set en su camino al título ante el noruego Casper Ruud, Federico Delbonis, Gael Monfils, el chileno Nicolás Jarry y el propio Verdasco.
Los 500 puntos para el Ranking ATP que Schwartzman sumó esa semana le permitieron meterse por primera vez en su carrera en el Top 20 del Ranking ATP.
“Hay que felicitar a Diego por su primer ATP 500, ha jugado increíble durante toda la semana. Es digno ganador hoy por mucha diferencia, ha jugado mucho mejor que yo, ha estado más acertado. Se lo merece”, apuntó el ibérico sobres su rival en la ceremonia de entrega de trofeos.
El número 18 del Ranking amplió su récord positivo ante el español por 2-0, el duelo anterior había sido sobre el polvo de ladrillo de Niza en 2016.
A pesar de la derrota, pocas horas tendrá que esperar Verdasco para su revancha, ya que el azar del sorteo dispuso que se enfrenten en la primera ronda del Abierto Mexicano en Acapulco en la primera ronda.
El ya famoso Villano de la Davis 2018, arrancó en gran nivel la final, dominando con comodidad los primeros puntos gracias a su potente derecha, a tal punto que logró el primer break del encuentro en el juego inicial.
Pero su ilusión de coronarse fue demasiado efímera, ya que Schwartzman reaccionó de inmediato y devolvió el quiebre (1-1). En un duelo donde el saque no tuvo gran protagonismo, el argentino escapó a tres chances de quiebre y a partir de entonces tomó el mando del encuentro para no dejarlo ir.