Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
El joven nacido hace 23 años en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires brilló y se consagró en el ATP 250 de Estambul luego de vencer al búlgaro Grigor Dimitrov (29°) por 6-7(5), 7-6(4) y 6-0. Además, fue finalista en dobles junto a Andrés Molteni.
Hace poco menos de un mes, Diego Schwartzman se despedía del ATP 250 de Houston luego de que el chipriota Marcos Baghdatis le propinara la mayor paliza de su carrera con una humillante “bicicleta”, como se conoce en el tenis al doble 6-0.
Ese mismo día, inmerso en una incertidumbre inexplicable, expresó en su cuenta de Twitter una frase que hizo eco entre sus seguidores y todos los que conocen lo batallador que es el Peque: “Tocando fondo…”.
Lo maravilloso del tenis y del deporte en general es la posibilidad que tienen sus practicantes de redimirse; Schwartzman es el vivo ejemplo que con esfuerzo, dedicación y voluntad, ningún pozo es lo suficientemente profundo para no dejarnos salir.
El comienzo del partido marcó el rumbo del mismo. Schwartzman tuvo chance de ruptura para 2-0, no la aprovechó y luego se vio 1-2 con quiebre abajo. El encuentro parecía que se le iba de las manos rápidamente, pero encontró aire en dos juegos erráticos -sobre todo de derecha- del búlgaro.
Desde el 3-3, fue puro quiebre. Los dos tuvieron poca efectividad con el primer servicio y fueron los devolvedores los que tomaron la iniciativa en cada punto. Muchos cierres en la red y reiteración de errores no forzados de los sacadores. Solo el tiebreak determinaría al vencedor del set.
Y ahí, en el desempate, una mala racha dejó en apuros a Schwartzman. El argentino dejó tres bolas seguidas en la red y quedó 1-5. Pero dio pelea, levantó dos puntos de set y achicó hasta el 5-6. Sin embargo, en un buen ataque, su volea de revés volvió a chocar con la malla y quedó set abajo.
Dimitrov tomó envión con la ventaja en el marcador y se puso al frente por 3-0 y llegó a estar a dos puntos (15-30) de sacar cuatro games de diferencia, pero Schwartzman mostró una pequeña reacción y achicó hasta el 3-2.
No obstante, todo parecía controlado para el búlgaro, que volvió a tener el control y se puso 5-2 y 30-30. Ahí, nuevamente se despertó el de Villa Crespo. Ganó su servicio, quebró y levantó un 0-30 en el 4-5. Y en el 5-5, jugada clave: Dimitrov pegó una derecha invertida en el 30-30 y, en la caída, sintió una molestia en la pierna izquierda. El argentino aprovechó la situación y quebró, pero no pudo cerrarlo con su saque en un game que su rival jugó cuatro drops en seis puntos.
Con muy poca movilidad Dimitrov intentó seguir dando pelea. Pero había indicios de su malestar: en el 2-2 sintió de nuevo dolores al ejecutar su servicio. Los problemas eran cuando cargaba peso sobre la pierna izquierda.
Así se le hizo difícil: tiebreak para Schwartzman por 7-4, con más de dos horas y 20 minutos de juego encima.
Ya en el tercero, los problemas físicos del búlgaro se hicieron demasiado notorios y el argentino lo aprovechó al máximo: contundente 6-0 en apenas 27 minutos para poder sumar su primer gran grito en el circuito ATP.
Schwartzman se convirtió en el jugador número 35 en la historia del tenis argentino en alcanzar una final ATP y en el número 30 en ser campeón.
De los tenistas activos de este país solo se han coronado campeones: Juan Martín del Potro, Juan Mónaco, Federico Delbonis, Carlos Berlocq, Leonardo Mayer, Horacio Zeballos y ahora Diego, que además estuvo a un paso de coronarse también en dobles junto a Andrés Molteni tras caer en la final 6-3, 5-7, 10-7 ante Flavio Cipolla y Dudi Sela.
El tenis argentino sigue luciéndose en 2016. Juan Mónaco en Houston, Federico Delbonis en Marrakech y ahora Schwartzman son los campeones nacionales de esta temporada. Argentina es el tercer país más ganador del circuito en singles en la temporada solo por debajo de España (seis títulos) y Serbia (cinco).
