Por Mauricio Petit (Especial para LBD)
El pasado martes 24 se produjo un hecho histórico en nuestra provincia. De la mano de Paracaidismo Austral en la ciudad de Tolhuin se inauguró una zona de salto fueguina. Fuimos en busca del compañero y amigo Mauricio quien nos dio detalles de la actividad, su experiencia en el deporte y las acciones del fin de semana de las que también formó parte. Compartimos su crónica.
Volar es un inconmensurable sueño del hombre, y yo no soy una excepción. Desde niño admiraba a los «saltadores en paracaídas.»
A lo largo de la historia el hombre observó atentamente el vuelo de las aves y añoró el poder realizarlo.
Ya mucho más cerca de nuestro tiempo, hace sólo quinientos años, el genial Leonardo Da Vinci estudió cuidadosamente el tema, buscando la manera de inventar una máquina para que el hombre pudiera volar.
Ya con el paracaidismo deportivo y en la zona de la llamada «caída libre», que es el tiempo que transcurre desde que el atleta inicia el vuelo hasta que abre el paracaídas, comenzamos a perfeccionarnos en la materia, utilizando nuestro propio cuerpo y el viento relativo, como los pájaros.
La observación de un gorrión que desde la copa de un árbol se deja caer de cabeza hasta casi tocar el suelo y emprende un vuelo rasante hasta algún charco de agua, es perfectamente imitable en la actividad deportiva con las diferentes posturas: Sit, head down, belly, etc.
Ese sueño lo pueden realizar solo los que se atreven a enfrentar ciertos miedos, para luego conocer lo que es volar. Yo tuve la dicha de realizar mi primer salto tándem hace 25 años.
El primer salto tándem es una sensación única e irrepetible, comparada con nada, con ningún otro deporte. Es volar. Volar como un pájaro.
Es un salto que uno no se va a olvidar en su vida. Se lo va a contar a sus amigos, a familiares y de generación en generación a hijos y nietos. Un vuelo que va a quedar grabado en la memoria por siempre.
Yo tuve la suerte, o fortuna, de hacer el curso que me convirtió en paracaidista deportivo. Me convertí en un skydiver: me gusta mucho más ese término en inglés, porque significa «zambullirse en el cielo» más que «parar una caída».
Luego de concretados estos sueños, he tenido la enorme dicha de concretar muchos más, uno tras otro, todos relacionados con la misma actividad: Volar.
Como simpatizante del Club San Lorenzo de Almagro, tuve el sueño de que la vela del paracaídas que me haga volar, viajar por los cielos del mundo, tenga los colores de mi querido club.
Con algunos amigos, muchos de ellos hinchas de otros equipos, realizamos la composición que logré que estamparan en la única fabrica de paracaídas que hace este tipo de ploteados, que está situada en Nueva Zelanda.
Logramos imprimir en mi equipo de vuelo un enorme cuervo, símbolo del club, sosteniendo el escudo en un fondo de bandera del equipo de Boedo.
Pasear la vela cuerva por los cielos del mundo, era lo máximo de lo máximo, hasta que me asaltó algo que era imposible hasta de soñar:
saltar sobre las pirámides de Egipto, evento único e indescriptible, donde las sensaciones y emociones se entremezclaban con más de cinco mil años de historia.
Y yo, volando al lado de los mejores paracaidistas del mundo, representando a Tierra del Fuego, mi provincia por adopción, volando con el cuervo de Boedo por ese mismo cielo que miraba desde niño el gran faraón Ramsés II, para luego sobrevolar la esfinge de Giza y aterrizar al lado la pirámide de Kefrén.
Uff. Eso era haber concretado sueños y sueños sobre volar. Libre, como un pájaro.
Hasta que, de repente, me entero que el paracaidista Carlos Martinez, luego de mas de dos años de mucho trabajo y esfuerzo, logró concretar en Tolhuin, el corazón de la isla de Tierra del Fuego, una zona de salto para que todos los que quieran experimentar el sueño de volar puedan hacerlo.
El marco natural que hay en la provincia es realmente insuperable. Ése es el hecho histórico que aconteció la navidad del 2019, el inicio de actividades de Paracaidismo Austral.
La zona de salto del Fin del Mundo, donde todo lo anteriormente dicho se suma con un paisaje de ensueño, tal vez paradisíaco y, ya que la actividad se hace desde el cielo, por qué no edénico.
El 24 de diciembre de 2019 fue una fecha histórica, en la que primera vez se puso en marcha una zona de saltos en Tierra del Fuego, a la que podrán asistir vecinos de nuestra provincia y turistas en general a realizar el sueño de volar, el salto de 3.000 metros desde una aeronave, con un instructor que le va a permitir volar la vela del paracaídas sobre este lugar entrañable, que es como sobrevolar los Campos Elíseos.
Carlos Martínez, director de Paracaidismo Austral, junto a Carlos Cubas, Presidente del Aeroclub y Jefe del Aeródromo de Tolhuin, dieron por comenzadas las actividades junto a dos paracaidistas deportivos, a Tomás López, piloto del Cessna 182 y familiares, amigos y vecinos, todos testigos de este sueño.
Un sueño ya cumplido para mi, el de volar sobre mi querida Tierra del Fuego, contemplando el paisaje único que brinda mi lugar en el mundo, gracias a esta actividad maravillosa.
La invitación a concretar el «Sueño de Volar» ya está en marcha, las posibilidades están dadas, solo resta que te animes a concretar el tuyo.