Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en CABA)
Rafael Nadal venció este domingo a Stan Wawrinka en la final del segundo Grand Slam de la temporada por 6-2, 6-3 y 6-1 en tan solo 2 horas y 5 minutos de juego. De esta manera, completó la decena de títulos en Roland Garros y llegó a 15 torneos grandes en su carrera.
Imbatible como siempre, emocionado como nunca, así redondeó Rafael Nadal su quincena en París, en el torneo que él mismo calificó como “su lugar en el mundo”. Cuando su mente está en sintonía con sus golpes, ningún tenista puede hacerle frente.
El de Manacor consiguió lo que ningún hombre había conseguido antes, ganar diez veces uno de los cuatro Grand Slams. Por tercera vez en su carrera, Rafa completó un torneo perfecto, sin ceder ni un set, así como lo había consiguió en 2008 y 2010.
Su rival en la final apenas pudo hacerle frente durante los cinco primeros games. Las opciones del suizo pasaban por ganar el primer set y rezar para la que la final no se alargara hasta un quinto set, ya que venía acumulando cinco horas y 19 minutos más que el español en sus piernas.
Al ibérico se le notaban los nervios por la imprecisión con la que pegaba su infalible derecha. Recién en el sexto juego comenzaría a capitalizar las oportunidades de quiebre. El marcador ya reflejaba un 4-2. Habían pasado 33 minutos. Ocho minutos después: 6-2.
Por primera vez en muchos años, en las tribunas se alentaba a un claro favorito: el público entero de la Phillipe Chatrier quería ver a Rafa campeón.
Wawrinka había cantado victoria en sus tres finales anteriores de Grand Slam (en la primera de ellas, ante Nadal, tuvo la suerte de que éste se lesionara en la espalda).
Ya en el segundo parcial, el tanteador reflejaba un 3-0 para el mosquetero español y Wawrinka celebró ganar su primer juego casi como si hubiera ganado un set; fue claro el pensamiento del suizo en ese momento, matar o morir.
Cuando ya se podía predecir el desenlace del partido, la gente reculó que quería ver un poco más tenis y empezó a alentar por Wawrinka para no irse a casa antes de tiempo. El segundo set también terminó cayendo para el lado del ex número 1 del mundo por 6-3.
En la tercera y definitiva manga, el libreto no se modificó en lo más mínimo, a pesar de que Stan pasó antes por los vestuarios para refrescar sus ideas. Nadal capitalizó un break de entrada y la luz de París poco a poco se fue apagando en el tenis de Wawrinka.
Tan solo por cumplir con la burocracia siguieron jugando al tenis, pero ya hacía rato que todo el mundo tenístico lo veía a Rafa levantando su décima Copa de los Mosqueteros.
Nadal lleva jugados 81 partidos en Roland Garros, de los que ganó 79. Su porcentaje de efectividad se eleva hasta el 97.53%. En la final parisina, el equipo del máximo campeón del torneo tuvo que ceder su habitual palco al cuerpo técnico y familiares de Wawrinka porque el helvético tenía mejor ranking que el español en el momento de hacerse el cuadro; esto cambiará a partir de este lunes, cuando Nadal recupere el segundo puesto del ranking, sólo por detrás de Andy Murray.
Rafa sumó su decimoquinto Grand Slam, el primero en tres años, y quedó a tres de los históricos 18 de Roger Federer. El español llegó a la decena de trofeos en un mismo torneo por tercera vez, ya lo había conseguido en Montecarlo y en Barcelona.
En un gesto que honra al torneo, Nadal será el primer jugador que se lleva a casa una réplica exacta de la Copa de los Mosqueteros, ya hacía rato se lo merecía, él es el mejor Mosquetero de todos los tiempos.