El amor al juego

Por Martín Bonvehi (Futsal para LBD)

Capacitarse es seguir creciendo. Compartir experiencias nos enriquece y aumenta el valor de todo aquello que intentamos en la vida. Al emprender el viaje del aprendizaje, muchas de las nuevas tendencias provienen del intercambio de experiencias entre pares (salonistas) con realidades muy diversas.

La innovación depende de la confianza en lo que se intenta ejecutar. Está condicionada por nuestra realidad, entorno, coyunturas y vaivenes en la organización del deporte y la sociedad donde se genera.

El futsal también es influido por su propia realidad en el marco estructural y en el juego real, de acuerdo a las culturas, regiones y climas donde se lo practica.

Sin lugar a dudas el futsal mundial vive y transita diversas, en ocasiones preocupantes, realidades de varios de sus temas fundamentales.  Al ser un deporte joven adolece, sufre, juega y disfruta.

También siente que no es reconocido por algunos de sus pares, ni siquiera protegido y valorado por aquellos que velan por su identidad, organizan sus calendarios y dictan sus reglas.

Como un adolescente viaja de pista en pista por el mundo sin  medios ni recursos suficientes para valerse por sí mismo, dependiendo de sus tutores, porque su padre Don Juan Carlos Ceriani ya no está aquí para ayudarlo y protegerlo.

Su futuro es promisorio pero también confuso, aunque sabe que su identidad, esa perla venerada y alimentada cada día por millones de apasionados salonistas que trascienden los mezquinos caprichos de las federaciones en todo el planeta, es su principal arma.

Quién no se ha detenido en algún gimnasio vacío a pensar por qué los pabellones del mundo no alcanzan para que el fútbol de salón sea practicado en los clubes, colegios y municipios.

A preguntarse también por qué la falta de propuestas en el rubro capacitaciones y titulaciones de la gran mayoría de los países atenta contra la calidad en la formación de base y, en consecuencia, contra el futuro.

Por qué una gran parte de los entrenadores no se preocupa por formarse y brindar lo mejor de sí mismos al deporte, no solo por buscar la gloria personal y el resultadismo exacerbado.

Por qué tenemos dos federaciones… una propia y otra de fútbol… ambas con evidentes contradicciones en los fines que persiguen.

Tantas preguntas por responder cada vez que se juntan en grupo los salonistas de diferentes regiones, credos, tradiciones y maneras de ver las realidades, coincidiendo en estos temas de fondo y sus matices… desde Ushuaia a Siberia, pasando por China, Japón y Qatar.

Ese adolescente sueña con ser olímpico, por su felicidad y por el bien común de sus seguidores.

Es feliz de ver a extraordinarios jugadores como Vinicius defendiendo la importancia de que el futsal sea transparente, genuino, honesto.

O las ganas de Pinilla y Falcao de seguir jugando para siempre, eternamente de lujo y para su equipo.

Disfruta de las gitanas, las atajadas de Zulueta, Amado, Elías y Garcete, la creatividad de Ricardinho, la magia de Mescolatti, las defensas altas de Venancio, el 4.0 de Zego, la posesión de Velasco, las frases de Candelas, las ganas de Matías de volver a jugar, los goles de Wilde, Camilo Gómez y Vaporaki.

Tantas cosas buenas, todas esas de cuando sos joven y soñás…los pocos libros referenciales que nos marcan un camino, la ilusión de hacernos mayores y convertirnos en quien deseamos ser de pequeños.

Por momentos se pone triste cuando recuerda quién le hizo daño, quién quiere lastimarlo, dividirlo. Pero la memoria está presente en él y en muchos de sus seguidores.

Las heridas cerrarán, es momento de adaptarse, de seguir jugando sin perder la visión periférica, intensamente, en equipo, creativamente. Y para ser creativo hay que compartir.

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