El maratonista Tranquilino Valenzuela, ex campeón Argentino de la media distancia e integrante de la selección argentina, fue el encargado de encender la llama olímpica que simboliza la hermandad entre los pueblos. Fue la cuarta vez que el deportista portó la antorcha ya que lo hizo en las dos primeras ediciones en Temuco ’92, Neuquén ’93 y en el Preolímpico de Básquet en el ’95.

Los funcionarios en sus discursos destacaron el espíritu de una competencia que a punto de cumplir las bodas de plata (el año próximo), es la de mayor vigencia y “la más importante de Latinoamerica”, destacó el gobenrador Jorge Sapag, quien antes de dejar inaugurada la cita binacional, instó a los atletas a competir con lealtad en un clima de integración, privilegiando el esfuerzo por sobre el éxito porque así se templa el espíritu de lucha que necesitan los pueblos”, señaló.

En tanto la subsecretaria de Cultura, Juventud y Deporte, Vanina Merlo destacó “el esfuerzo que hemos hecho para poder concretar estos juegos. Hoy estamos felices de recibir a estos deportistas y esperamos que la pasen bien en nuestra provincia”, afirmó.

El obispo Bressanelli citó en su discurso al Papa Francisco y les dijo a los jóvenes “sean portadores de alegría y busquen éxitos que perduren y cultiven la freternidad universal”. También tomó la palabra el secretario Regional Ministerial de la Región del Bio Bio, Alvaro Miguelez Salazar, quien destacó la permanencia de estos juegos en el tiempo y arengó a los jóvenes a “ganar sin orgullo y perder sin rencor”.  En tanto el presidente del consejo general de los Juegos, Adrián Morané destacó la capacidad de Neuquen en organizar competencias por lo que auguró “los mejores juegos”