Por Matías Pouso (Corresponsal LBD en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires)
El serbio venció al español Rafael Nadal por 6-2 y 7-6 (1) y alzó por primera vez el trofeo en el principado de Mónaco. Con esta victoria cortó una racha de ocho años consecutivos de reinado del nacido en Manacor.
El circuito de tenis profesional tiene un único rey hace ya un par de temporadas, la supremacía de Nole se confirma semana a semana, esta vez, destronando al mejor jugador de todos los tiempos sobre polvo de ladrillo en uno de sus torneos favoritos.
El partido decisivo tuvo la particularidad de haber durado menos de los que se estipula para una final de este tipo de certámenes, más teniendo en cuenta la envergadura de los protagonistas de la misma. Tan solo una hora y 52 minutos le bastaron al número 1 del mundo para aplastar al quinto jugador del ranking ATP.
El encuentro comenzó 45 minutos más tarde de lo estipulado debido a las lluvias que azotaban el Principado. Luego, el vendaval se hizo presente dentro de la cancha en la figura del avasallante Novak Djokovic, quien rápidamente se puso 5-0 en el marcador. Nadal se despertó recién sobre el final del set, pero el serbio ya estaba más que encaminado a quedarse con ese parcial.
Cualquier otro jugador hubiera bajado los brazos siendo consciente que el mejor tenista de la actualidad muy pocas veces pierde la concentración estando arriba en el partido, pero es sabido que Nadal jamás se da por vencido, incluso en los peores momentos. Y fue así que salió a jugar el segundo set con un temple digno del campeón que es.
Los errores aparecieron en ambos lados de la cancha y el 6-6 forzó un tie break. Allí fue Nole quien tomó la iniciativa desde el primer punto para terminar imponiéndose por 7-1, y quedarse con el set, el partido y el título en el Masters 1000 de Montecarlo.
Con este triunfo, Djokovic se convirtió en el segundo tenista en derrotar a Nadal (que llevaba 46 triunfos consecutivos) en Montecarlo, después de que lo hiciera Guillermo Coria, en la temporada 2003, cuando el español apenas tenía 16 años.
El serbio sigue a pie firme con la ilusión de ser nuevamente el mejor jugador de la temporada; y su máximo objetivo, sin lugar a duda, será la obtención del Grand Slam que hasta ahora le fue esquivo, Roland Garros. Para ello tendría que volver a destronar al Rey de la arcilla, Rafa Nadal, porque se sabe que en este tipo de superficie los demás tenistas se disputan del tercer puesto para abajo.
