Cada día más cerca

Por Mauricio Zentner Lavori (Corresponsal LBD en Buenos Aires)

El fueguino Lucas Bonetto ya está en La Serena a la espera de la última etapa de mañana mientras que esperamos novedades sobre Marcelo Fernández quién está retrasado pero todavía lucha por continuar en carrera. El hombre de Honda viene cumpliendo al pie de la letra la estrategia con una actuación de menor a mayor y está a un paso de meterse en el podio de los Quads.

Cuando uno hablaba con Lucas antes de emprender su viaje notaba que había un piloto más experimentado, con vivencias y muchos kilómetros recorridos. Hoy, a un día del final del Dakar 2013, podemos dejar en claro que no nos equivocábamos en nuestro pensamiento.

Le lucha palmo a palmo etapas a gigantes de la talla del argentino Marcos Patronelli, el chileno Ignacio Casale, el holandés Husseini, el sudafricano Van Biljon o los polacos Sonik y Laskawiec, quién ya suma más de cinco ediciones y siempre fiel a su estilo: la regularidad.

Desde que la competencia dio inicio en la rampa simbólica de Lima, hizo las cosas de menor a mayor. Llegó a estar 12do pero fue escalando a medida que sus rivales sufrían complicaciones y, en base a un leve aumento de ritmo en la parte final, superó a contrincantes directos como el chileno Palma que hasta se quedó con un tramo cronometrado.

En tanto, Marcelo Fernández viene batallando de manera fenomenal a pesar de los miles de inconvenientes que le aparecieron en lo que va del Dakar y luchaba bajo la noche chilena para arribar a La Serena a falta de dos waypoint. En el día de descanso, mientras buscaba reponer energías nos comentaba: “El día en que pasamos por el paso de Jama fue un día donde no corrimos mucho pero subir dos veces a más de cinco mil metros de altura manejando fue muy duro. La organización no nos avisó que luego del ingreso a Argentina en otra zona del enlace también había que subir y yo no llevé oxígeno. Eso está mal, porque uno deja el oxígeno pero es muy necesario. Yo cuando empecé a subir retome la hidratación para pasar bien la altura, pero cuando me puse a ayudar a un chico de Córdoba sentí un dolor muy fuerte en la nuca y tuve que dejarlo ahí y seguir porque estábamos a 5050 metros y faltaba muy poco. Eso lo considero innecesario, hacerte pasar por 5000, luego bajar a correr a 3000 metros y después volver a los 5000 en un enlace de cornisa tremendo hace que dudes en apretar el botón rojo, pero no me ganó ni la rotura ni el cansancio. En ese estado estaba más para colgar los botines que seguir insistiendo”.

Cada vez más cerca, cada kilómetro más tangible.

Pelear por ese sueño desde el fin del mundo.

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