Por Mauricio Zentner Lavori (Corresponsal LBD en Buenos Aires)

Alamiro Vaporaki se convirtió en el primer fueguino en vestir la camiseta argentina en una competencia mundial de futsal en Tailandia y, como si fuera poco, marcó un gol ante Australia en la fase de grupos. LBD siguió de cerca su experiencia y hace un balance exclusivo junto al pivote que milita en Boca Juniors.

Más allá de la distancia y las dificultades la figura del futsal ushuaiense alcanzó uno de sus sueños, quizás al que aspira cada jugador que salta a una cancha para despuntar el vicio con una pelota de futbol: jugar un mundial.

El orgullo de toda la Tierra del Fuego tiene que reposar sobre este pivote surgido en Los Andes; por su capacidad, sus logros y, sobretodo, su humildad: “Cada vez que sonaba el himno sentía que tenía un gran apoyo de mi provincia; de hecho he llevado nuestra bandera a todos los partidos y siempre la miraba para que me diera tranquilidad. Sabía que mis amigos me estaban apoyando como en cada momento y eso me daba un plus para entrar a jugar los partidos”.

Ha dejado en claro que nada es imposible y que, si uno se lo propone, puede alcanzar hasta aquellos sueños que parecen inalcanzables; es que, a pesar de haberse quedado afuera de Brasil 2008 por una lesión en los ligamentos cruzados redobló la apuesta y llegó hasta Tailandia.

Un país que lo recibió con los brazos algo cerrados, sin muchas chances suponiendo que esta experiencia sería con poca participación, pero en base a su rendimiento, esfuerzo y cooperación con el grupo encontró su espacio. Colaboró y aportó un gol en el triunfo ante Australia en la fase de grupos a modo de despedida porque un desgarro en el muslo derecho lo dejó afuera del resto del certamen.

“El mundial lo viví de una manera muy especial. Sabia que no era un viaje mas, era el viaje más importante de mi vida; el torneo para el que me había preparado hace tiempo y un gran objetivo que cumplí. Traté desde el primer momento disfrutarlo al máximo y de vivirlo con el mayor entusiasmo”.

Asimismo, se refirió al orgullo de defender la casaca albiceleste: “Es un privilegio y una gran responsabilidad. Uno sabe que tiene que respaldar una historia futbolística que nos llevó a ser conocidos en el mundo; con esta camiseta los esfuerzos se redoblan sin dejar de disfrutar cada momento. El grupo lo entendió así y creo que hemos dado todo por dejar lo mas alto posible nuestra bandera”.

Ahora el calendario marca recuperación plena de la lesión que arrastra del Mundial y cinco partidos con su club actual en el país, el multicampeón Boca Juniors, con el cual debe seguir peleando el torneo local que lidera Pinocho.

Para concluir, hizo un balance sobre la experiencia: “Pienso que haber jugado un Mundial me hizo saber que cada día debo entrenar al máximo y seguir aprendiendo. Me da fuerzas para seguir jugando y para nada me va a relajar el logro conseguido. Tengo ganas de seguir creciendo para continuar jugando en la selección y terminar el año como quiero”.

Un fueguino hizo historia… Vendrán más…