Por Carlos «Tiwa» Casabella (Colaboración Especial para LBD)
El pasado jueves el «Fucsia y Negro» cumplió un nuevo año de vida. El club Las Águilas festejó en plena Cuarentena. Fuimos en busca de uno de sus entrenadores de infantiles quien gentilmente construyó esta nota que recorre la historia, trayectoria y presente del club ushuaiense.
En el Rugby Argentino sobran los casos de clubes que surgieron del alejamiento de jugadores de otra institución. El caso mas emblemático a nivel nacional se traslada a 1935 con la separación de un grupo de jugadores del CASI para formar el SIC, luego su clásico rival.
A nivel local la historia se remonta no tan lejos en el tiempo y se distancia treinta años de la actualidad, con la separación de un grupo de jugadores del Ushuaia Rugby Club a causa de un descontento con la institución pionera del rugby local.
Corrían los noventas cuando Federico Sciurano, Gustavo Benítez y Ángelo Querciali, como abanderados de esta rebelión ovalada, un 9 de abril obtuvieron la personería jurídica y dieron nacimiento al Club Las Águilas.
Tremenda empresa la de fundar un club desde sus inicios, con todas las dificultades que implicó la odisea, pero que hoy se traducen en un crecimiento exponencial.
Diseñar camisetas, conseguir un predio propio, acondicionar la cancha “Juan Bianchi”, construir el quincho “José Monte de Oca”, sumar el Hockey, armar tribunas, cancha de infantiles “Roberto Schiappapietra” y un sistema de riego de la que hoy, con mucho respeto, es la mejor cancha de rugby de la isla son algunas de las obras que se realizaron a lo largo de estos años.
Un Club que hizo de la adversidad un detalle menor y de la humildad un valor imponderable para llegar a ubicarse entre las instituciones deportivas emblema de la provincia.
Varios son los jugadores surgidos en la cantera del Fucsia que llegaron a destacarse a nivel Provincial, Nacional e Internacional, dejando en claro las raíces y valores formativos de esta institución que los llevaron a esas instancias.
No es necesario profundizar en sus nombres, ya que como dice la frase, “Ningún Jugador es tan importante como todos juntos” y eso habla de la importancia de tener un club detrás:
jugadores, entrenadores, dirigentes, hinchas, amigos, familiares. Todos unidos por los mismos colores tirando para un mismo lado.
Dedico este párrafo a estos dos últimos conceptos, no estaría completa esta nota sin nombrar estos valores que tejen el entramado del Club. Una verdadera fabrica de lazos eternos denominados amistad y familia es lo que se traduce bajo el nombre de Club Las Águilas.
En mi caso esa amistad nos unió luego de una abultadísima derrota, pero que, años después ya transformados en familia, nos permitió lograr un bicampeonato juvenil.
“En las buenas y en las malas mucho más” o “El trabajo con sacrificio y disciplina siempre da sus frutos” suenan a clichés, pero en este club cobran un significado fundamental a la hora de la práctica deportiva.
Durante las últimas horas se multiplicaron en redes sociales los saludos por el cumpleaños de nuestra segunda casa, todos compartiendo un denominador común: devolver al club, aunque sea la mitad de lo que nos dio.
Entre líneas se puede leer: amistad, familia, disciplina, sacrificio, humildad, trabajo y respeto.
Por todo eso y mucho mas…
¡Felices 30 años querido Club Las Águilas!