Por Javier Nicolás Baroli (Corresponsal LBD en Río Gallegos)
Ante la mirada atónita de todos quienes asistieron al ATP de Argentina, Juan Martín, la «Torre de Tandil», dijo adiós. En medio de lágrimas que se hicieron extensivas a este periodista e inmerso en un mar de lesiones, Del Potro le bajo la persiana a una gran carrera deportiva.
Gracias «Delpo». Tal vez esas dos palabras resumen el espíritu de esta nota. Es que fueron tantas batallas. Y en cada una de ellas, siempre había una «Celeste y Blanca». Eso hablaba del sentido de pertenencia por su país y era como un faro cuando parecía que bajaba lo brazos. Cuantas madrugadas, tardes, mañanas, noches, siempre era motivo de orgullo verlo jugar.
Pero su punto de esplendor máximo, se dió con aquella Copa Davis. Casi como un nene caprichoso la quería ganar e hizo todo para lograrlo. Había estado cerca un par de veces hasta que llegó el 2016 ante Croacia.
Parecía que se nos escapaba. Pero apareció «Delpo». Cuando el partido agonizaba vió una señal del más allá. Recuperó un quiebre dos sets abajo y ya nadie lo pudo parar.
El US Open ante Federer? Ser número 3 del mundo ? 439 victorias y conquistó 22 campeonatos? Claro, como omitirlo. Pero verlo defender los colores de nuestro país era conmovedor y fue ese plus para que, a título personal, sea el más grande de todos los tenistas de la historia de nuestro país.
Gracias Delpo, entre lágrimas te digo simplemente gracias.
